Como cada año, las vacaciones han traído su ración de “cómo
leches voy a meter todo esto en el coche”. El reto aún es mayor cuando has
tenido otro pequeñajo y no has cambiado tu vehículo habitual por un camión de
reparto. El padre de las criaturas y yo nos hemos pasado las últimas noches
jugando al Tetris en nuestra vieja GameBoy (sí, la gorda en blanco y negro)
para verlo más claro.
“Me parece que vamos a tener que dejar la bici”, le digo
mientras intento cuadrar una pieza con forma de L. “Ni de coña, ¿cómo no vamos
a llevar la bici al pueblo, con la de espacio que tiene para correr con ella?”,
me replica buscándole hueco a uno de esos palos largos que siempre salen cuando
menos los necesitas. “Pues a ver cómo la encajamos con el carro de Miguel”,
exclamo después de atravesar una de esas Z tan complicadas de encajar.
Al final, después de mucho esfuerzo, conseguimos un Tetris
perfecto entre el maletero, bajo los pies de los niños, los huecos del
copiloto, la guantera y la bandeja de atrás, con bici, carro, ropa (de verano,
otoño, invierno y primavera, que como salga “el norte” nos podemos pelar de
frío), alimentos varios y enseres de aseo, y, por supuesto, la bolsa
tecnológica.
Encajamos a los niños y nos vamos nada más darle de comer al
pequeño para que se eche la siesta y no nos dé el viaje. El mayor hace tiempo
que no se duerme en el coche, aunque esté reventado. Tiene que estar muy
pendiente de que no nos pasemos de la velocidad indicada por las señales y
decirnos cada cinco minutos ese clásico “¿cuánto falta-falta mucho-cuándo
llegamos?” que, según la leyenda, lleva entonándose desde que Moisés se llevó a
los judíos de Egipto.
“¿Por qué no compramos un DVD portátil?”, pensó papá. Pero a
mamá se le ocurrió otra cosa mejor para evitar un gasto y otro gadget
tecnológico más en casa: investigar si la vieja tableta, esa que compramos hace
tres navidades y que ya es carne de pequeñajos, soporta archivos .AVI de forma
digna. Y, mira tú por dónde, dio en el clavo. Eso sí, sólo cabe una película,
más que suficiente para tenerle entretenido algo más de la mitad del viaje y
que no se pase las tres horas delante de la pantalla. Así que compramos un
soporte de marca blanca, conectamos los auriculares del Atlético de Madrid que
nos regalaron con el periódico y a rodar. Ya podemos arrancar.
¿Pero qué pasa cuando la peli se acaba? Pues que llegan otros
dos clásicos: “Mamá, quiero hacer pis-tengo sed-me muero de hambre” que se
fusiona a la perfección con “En la siguiente salida nos paramos, cariño-¿dónde
están los bocatas?-¿qué bocatas?-los que tenías que hacer tú-¿¿¿YO???”
¿Y AHORA QUÉ COMEMOS?
Aunque siempre está la posibilidad de parar en una
gasolinera con cafetería y pedir uno de esos correosos pinchos de tortilla que
no le gustan a casi nadie, en esta ocasión tuvimos la suerte de llevar a mano (sin
destrozar nuestro perfecto rompecabezas de maletas, pañales, bicis y demás trastos)
los nuevos SuperNanos de Hero para mayores de tres años, que nos llegaron a través
de la comunidad Madresfera y que nos llevamos de vacaciones.
Entre los diferentes productos que nos encontramos había
unas cómodas bolsitas de yogur (con cookies, con frutos del bosque y con fresa
y galleta) que nos salvaron la vida y el almuerzo. A Dani, que tiene cinco
años, le entusiasmó la idea y eligió, para empezar, el Super Petit de fresa y
galleta, aunque los otros dos cayeron pocos días después con similares
resultados. Su veredicto: “Uy, qué rico está esto, mamá”. Yo también los caté
un poco por aquello de dar una idea más clara de sabores y texturas: dulces y
cremosos, son ideales para meriendas y almuerzos. Tienen algo más de cantidad
que otras bolsitas de este estilo, lo cual está muy bien para grandes tragones como el que tenemos en casa, y su precio ronda los 0,90 euros. Nuestro
favorito: el de frutos del bosque.
En la caja también había tres packs de gelatina, las Super
Jelly de lima limón, fresa y cereza, cada uno con dos unidades, equivalentes a
una ración de fruta. Otra gran ayuda, porque aunque Dani es un gran comilón,
nos cuesta horrores que se meta entre pecho y espalda dos piezas diarias. Sin
embargo, con las Super Jelly no hemos tenido que pelear. Estaba deseando que
llegara la hora del postre para correr a la nevera a por su ración, y eso que
no le gusta mucho la textura de las gelatinas habituales. Probablemente por eso
le han gustado más de la cuenta, porque su textura es menos compacta que el de
otras gelatinas. En cuanto a los sabores, no son precisamente suaves, más bien
intensos. Nuestro favorito: el de cereza.
Por último, sacamos del fondo del embalaje el premio gordo,
las Super Gomis, unas gominolas deliciosas con un 50% de fruta. Se han
convertido en un juego y en un incentivo más sano que otras ‘chuches’ que le
han encantado tanto a Dani como a los amigos con los que las hemos compartido…
y a mamá.
Puntuemos los productos del 1 al 5:
* Las combinaciones de sabores de las bolsitas son muy acertadas. A razón de cómo Dani las devoró les damos un 5. Nuestro preferida, la de frutos del bosque. En cuanto a las gelatinas, nos quedamos con la de cereza.
* La variedad de sabores, diferenciando por producto, no es muy amplia, pero sí original en comparación con otras que encontramos en el mercado. En este campo le damos un 3, esperando que la variedad crezca.
* Contenido de fruta: Encontrar un 50% de fruta en cada uno de estos productos, gominolas incluidas, le da a la marca muchos puntos a su favor. Hay muchos niños a los que comer fruta les cuesta horrores, y con los SuperNanos se puede incluir fácilmente media ración adicional sin que se den cuenta. Por eso se ganan de nuevo un 5.
* Cada bolsa cuenta con un SuperNano diferente, niños disfrazados de superhéroes con capa y antifaz que atraen la atención de los más pequeños. Daniel se pirraba por la niña de las trenzas de las Super Gomis, aunque me da a mí que era más por el contenido de la bolsa que por el dibujo en sí. En este caso, puntuamos con un 4, porque sabemos que se les puede sacar mucho más jugo: con juegos online, aplicaciones de móvil que los tengan como protagonistas, etc.
Está claro que no hay nada como la fruta de verdad, pero si tenéis problemas para que vuestros peques se la coman, este tipo de productos son un buen complemento, además de una opción muy válida y cómoda para los almuerzos del cole, meriendas fuera de casa y, por supuesto, largos viajes. Si no se abren no necesitan frío (aunque fresquitos están más ricos).
¿Y a vosotras? ¿Qué os parecen este tipo de productos? ¿Tiráis de ellos en vuestras vacaciones?
Nuestro primer verano con la pequeña ha sido de Tetris total, me identifico completamente con tu coche, pero ya te digo q en el nuestro la bici ya si q no habría cabido!!bueno...a lo mejor en el hueco del esterilizador de biberones!!
ResponderEliminarMe apunto lo del pack de herobaby aunque aún me quedan unos años para utilizarlo! !