lunes, 18 de septiembre de 2017

El horror del primer día de colegio

Ya nos hemos metido en septiembre. Vuelta a la rutina, que no al curro (eso fluye sin parar con más o menos intensidad), y este año con otra novedad: mi pequeño bebé ha dejado definitivamente de ser bebé y arranca el cole de mayores -ainsss-.

Después de un primer día de ilusión y emoción, hemos pasado de las jornadas de adaptación y nos hemos encontrado con el drama y el horror del niño que se te agarra cual lapa a la pierna y que no para de llorar y berrear. Algo para lo que ninguna tecnología te prepara. Ni te salva.

 ¿Quién iba a pensar que después de dos años de guardería, un hermano mayor que le facilita el camino y un primer día en el que el ansia le podía íbamos a acabar así? Nos ha costado días de charlas con esas frases eternas que no pasan de moda: "pero si tú ya eres mayor"; "qué profe tan maja tienes"; "cómo mola el arenero"...

Al final, la clave del éxito la ha tenido, una vez más, la voz experta de la maestra: una promesa de dedo de que iba a elegir cuento si no lloraba... ¡y listo! Bueno, casi, porque cada vez que se pone en la fila tiene una cara de pena que parece que le están arrancando el corazón de cuajo.

Como veis, a veces es inevitable pasar por este trauma y, lógicamente, depende del niño y de toda la situación que le rodea: si tiene o no facilidad para quedarse en manos ajenas; si ha ido a la guardería previamente, si puede pasar por las jornadas de adaptación; si le toca quedarse desde el día cero en el comedor... No obstante, hay muchas voces expertas en la Red que nos ofrecen buenos consejos para ir allanando el camino de nuestros hijos ante la llegada del temido PRIMER DÍA.

ES NORMAL QUE LLOREN
O eso dicen Elizabeth Fodor y Montserrat Mora, especialistas en pedagogía en la primera infancia y autoras de la colección 'Todo un mundo...'. Según su experiencia, si lloran es que hay una buena vinculación afectiva con los padres (no, si al final del que voy a tener que preocuparme es del mayor, que jamás echó una lágrima). Para ayudar a padres e hijos a llevar lo mejor posible este calvario, Fodor y Morán aconsejan lo siguiente:
 
No hablar continuamente del tema: Si llevas desde que echaste la solicitud allá por abril diciéndole a tu churumbel que empieza el cole, ya la has liado (como nosotros). Lo ideal es no hablarles contínuamente de la nueva etapa a la que tienen que enfrentarse mucho antes de que llegue, sólo hay que recordárselo la noche anterior, invitarles a preparar su ropa y su mochila y asegurarles que el cole es un lugar feliz donde va a conocer a muchos niños con los que jugar.
 
Llegar pronto a la entrada y dejarle con delicadeza: Supongo que este es un consejo válido para los que cumplieron con el primer requisito, porque a nosotros no nos funcionó. Según Fodor y Morán es importante llegar al colegio de los primeros, especialmente para los peques más tímidos. Éstas recomiendan que la despedida sea corta, concisa y que ofrezca información sobre el momento de la recogida: después de la comida, si va a venir otro familiar a recogerle... Intentar ofrecerle un refuerzo positivo (que no sean golosinas), como llevarle al parque después de clase o similares, y, por supuesto, cumplir lo prometido.

Recogerle de los primeros: Algo que se hace complicado cuando vas contra reloj. Aunque tiene lógica, si ve cómo los demás se van yendo con sus padres y que ellos se quedan esperando... es una situación que genera incertidumbre. Por otra parte, es importante demostrarle afecto e interés en ese momento, y preguntarle si ha disfrutado aprendiendo, o si puede enseñarnos juegos nuevos.

Evitar un exceso de extraescolares: Como mucho dos actividades a la semana. Las autoras explican que antes que cargarles de actividades es más importante que jueguen con otros niños y niñas libremente para favorecer el desarrollo de su vida social.



Mucho ánimo a todos los que os ha tocado y a todos los que os va a tocar (porque el mío no va a ser el último, y lo sabéis). Y recordad que de todo se sale, sobre todo si hacéis caso a las recomendaciones que os den desde la escuela.

¡MUCHA SUERTE!

miércoles, 23 de agosto de 2017

Un telediario al año no hace daño


Algunos viejos de la comarca recordamos no sin cierta añoranza aquella época en la que sólo había dos canales de televisión (y un dedo como mando a distancia). Esos fueron años de tierna infancia para mí, en los que el programa estrella era, sin duda, Barrio Sésamo. Los contenidos infantiles eran muy limitados y, en algunos casos difusos, como pasaba con La Bola de Cristal. Y siempre nos quedaban las series 'para todos los públicos' (llenas de pseudo violencia en la que siempre ganaban los buenos, of course) tipo El Equipo A, El Coche Fantástico o La Superabuela.

Años después llegarían las televisiones privadas y las autonómicas. Un espectro de hasta cinco canales, uno de ellos medio codificado, que abrió un sinfín de posibilidades, abanderadas por el anime japonés: Bola de Dragón, Los Caballeros del Zodiaco, Ranma 1/2, Sailor Moon... Y no nos olvidemos de esos programas tan estupendos que nos tragábamos presentados por Miliki y Rita Irasema, Miriam Díaz Aroca y Leticia Sabater (arg).

Teníamos el 'poder de Grayskull' durante el desayuno y la merienda. ¿Y al mediodía? ¿Alegría? No siempre, en mi caso, puesto que era el momento de disputa con mi abuelo.

TELEDIARIO O DIBUJOS

Hay que decir que mi abuelo también fue para mí una especie de hermano (muy) mayor. Se quedó viudo bastante pronto y se vino a vivir con nosotros cuando yo tenía cuatro años. Gran devoto de Santiago Carrillo, de él aprendí un montón de cosas: historias de la Guerra Civil (pro republicanas, no podía ser de otra manera); a jugar al mus, al chinchón, a la brisca y a la escoba; y que es muy importante estar al tanto de las noticias por si viene de repente un Tejero cualquiera con ganas de joderte la democracia.

Igual parte de mi vocación periodística viene de ahí. Aunque cuando tenía siete años no lo tenía tan claro y prefería la pelea dialéctica por hacerme con el mando de la única tele que había en casa a la hora de comer. Por supuesto, no siempre ganaba yo, y gracias a ello pude ver casi en directo algunos pasajes importantes de nuestra historia, como la caída del Muro de Berlín.

Sabía quién era el presidente del Gobierno y el jefe de la oposición (menuda tirria le tenía el abuelo a Fraga); cuándo había elecciones; conocía a Gorbachov, a Reagan y a Thatcher, que salían siempre dándose la mano y hablando de una cosa llamada Perestroika. Recuerdo el polémico fusilamiento de Ceaucescu en Rumanía y los nuevos países que aparecieron de la antigua URSS.


También supe de la existencia de algunos famosos y de su obra a raíz de sus muertes (y consiguientes obituarios televisivos): Dalí, La Pasionaria, Rafael Alberti, Tino Casal, Paquirri, Fernando Martín... Básicamente, y aunque en la mayoría de los casos no comprendía ni una cuarta parte de lo que se contaba en el Telediario, era más consciente de la realidad adulta que me rodeaba de lo que lo son mis hijos en este momento.

NUEVAS EXPERIENCIAS

Ahora la tecnología digital ha cambiado la película. Nos ha traído un nuevo montón de canales temáticos de atontamiento con los que es posible no enterarse de nada de lo que pasa en el mundo. También para nuestros hijos, que tienen 24 horas de programación infantil diaria non stop, y que les mantiene lejos de la cruda realidad.

Nuestro caso personal no es muy diferente. Tanto el padre analógico como yo somos periodistas e intentamos estar al tanto de la actualidad a través de las redes, así que en casa no se ven las noticias de televisión. Las pocas veces que encendemos la caja tonta (aunque ya mejor que caja podríamos decir 'cartoncillo') con los niños delante es para poner Clan o alguna película para todos los públicos. Ya se sabe, en casa del herrero...

Sin embargo, estos días de verano en los pueblos los abuelos y los nietos han tenido que compartir tele y alternar dibujos con noticias. Algo que ha servido para despertar la atención y ciertos conocimientos del nuestro hijo mayor por figuras como la de Ángel Nieto. O por saber qué es exactamente el terrorismo y por qué hay gente que es capaz de coger una furgoneta y atropellar a papás, abuelos y niños como él sólo porque sí.



Son realidades, duras y difíciles de entender, pero creo que no debemos hacerles ajenos a ellas. Sobre todo para que entiendan que el mundo no es de algodón de azúcar y de vivos colores. Que la gente muere, muchas veces de forma injusta; que hay niños que no tienen la misma suerte que ellos, que tienen que trabajar desde pequeños y recorrer largos caminos para tener agua potable. Que hay muchos peligros que les rodean y que deben estar alerta. Que hay una cara y una cruz.


Tengo el recuerdo de una niña que se había quedado atrapada en el lodo y que hablaba con las cámaras sabiendo que iba a morir. Suena a noticia de color amarillo chillón, pero lo cierto es que su rostro sigue clavado en mi cerebro después de treinta y dos años. Tanto que, escribiendo este texto he querido y podido encontrar su historia sólo buscando una foto.

Se llamaba Omayra Sánchez, tenía 13 años y fue una de las muchas víctimas del volcán Nevado del Ruiz, que arrasó el pueblo de Armero (Colombia). Sus piernas se quedaron atrapadas entre los restos de su casa y no pudieron sacarla de allí. Su agonía duró tres días y tres noches, rodeada de los equipos de salvamento que intentaron lo imposible por ayudarla y de los periodistas que consiguieron que su entereza y su triste historia recorriese el mundo entero.


Probablemente no es ésta una de las imágenes que nos gustaría que nuestros hijos retuvieran en su cerebro, pero a mí (que sólo tenía 4 años cuando ocurrió) no sólo no me generó ningún trauma sino que creo que me hizo más sensible a los problemas que por entonces recorrían el mundo (qué poco han cambiado).

No creo que sea bueno esconder o diluir las verdades que nos rodean y mucho menos prohibirles ver las noticias. No sólo para que tengan una cultura general beneficiosa de cara al futuro, también para trabajar su pensamiento crítico. No se trata de ponerles la carne cruda sobre la mesa, pero sí de que sepan que existen brechas, diferencias grandes o pequeñas, la mayoría injustas, que hay que reparar entre todos. Probablemente si trabajamos con ellos esa mentalidad el día de mañana buscarán soluciones para crear un mundo mejor.

jueves, 27 de julio de 2017

El regreso a Tierra Ortiga

Un año más vuelvo a Tierra Ortiga, donde la cobertura sigue brillando por su ausencia. Llegar al pueblo cada verano es como una terapia de desintoxicación: campo, sol, silencio para meditar (cuando los niños no gritan)… pero también mareos y sudores fríos, sobre todo cuando toca trabajar, hacer entrevistas, llamadas, enviar mails y cumplir fechas de entrega. Esas cosas de periodista que la vida de pueblo no entiende.

De lo que sí entiende el pueblo es de ortigas y bichos. No hay mejor lugar para poner a prueba los productos InsectDHU de la línea pediátrica de DHU, Mama Natura, que nos han llegado a través de la comunidad de blogs maternales Madresfera.

Uno es un mini roll-on para calmar el picor de los picotazos de insectos. ¡Y sin amoniaco! Qué sí, que es muy efectivo, pero te da nosequé echárselo a los peques, con esa piel tan fina y delicada que tienen. Aún más si se tiene que lidiar con pieles atópicas y dermatitis.

El otro es una crema para calmar las urticarias producidas por medusas y (oh, sí, ah) ortigas. De las primeras por aquí sólo vemos las de Buscando a Nemo y Bob Esponja por la tele. Pero de las segundas vamos sobrados. Encima, el primer hijo tecnológico las confunde con la hierbabuena, y como no tiene Google para cotejar vía imagen…

¡AL TURRÓN!

O, en este caso… ¡al roll-on! (ya, malísimo, no me lo tengáis en cuenta).

En el sello de calidad de Mama Natura se nos pedía que valorásemos cinco características: eficacia, olor, formatos disponibles y composición. Empecemos por el roll-on y nuestra experiencia con él.
Durante la primera noche que pasamos en el pueblo, los bichos se cebaron con el pequeño aprendiz tecnológico. No sabemos si fue araña, mosquito o pterodáctilo, pero apareció a la mañana siguiente hecho un cuadro. ¡Hasta en la planta del pie tenía el pobre! ¡Con lo que jod… roba!

Era el momento propicio para probar el mejunje de Mama Natura. Y la verdad es que funcionó, porque no le vimos rascarse ni protestar en todo el día. A mí también me tocó usarlo en algunos puntos y he de reconocer que me calmó el picor en pocos segundos. En todos menos en uno que tenía en un nudillo de la mano. Quizás surta menos efecto en articulaciones o zonas con más hueso que chicha.

El olor es agradable, muy de los remedios que mi abuela preparaba con plantas aromáticas, con un cierto toque a citronella que ayuda como repelente y sin el pestazo que deja el amoniaco. La textura no es demasiado líquida y algo grasa. En cualquier caso, es agradable al tacto y la piel lo absorbe bien.

Está compuesto a base de plantas con propiedades antiinflamatorias, antipruritosas y repelentes. En concreto: ledum palustre (alivia los síntomas de las picaduras), echinacia angustifolia (antiinflamatorio), urtica urens (calma el picor), aceite de citronella (repelente), aceite de eucalipto (antiséptico y antiinflamatorio) y agua de Hamammelis (calma y regenera la piel).

En cuanto al formato, de 10ml, es pequeño y manejable, ideal para llevar en la riñonera sin que abulte y de los que se pueden llegar a gastar antes de que se caduque (una vez abierto, conserva sus propiedades durante dos años).

Aunque en el envase asegura que puede emplearse desde el nacimiento, a nivel farmacéutico no lo recomiendan antes de los 2 meses, y se advierte de que, aunque es un producto con muy buena tolerancia, si las pieles son muy sensibles es importante hacer una prueba de sensibilización colocando unas gotas en el dorso de la muñeca.


NOTAS (DE 0 A 5)
EFICACIA: 4; OLOR: 5; FORMATO: 5; COMPOSICIÓN: 5

ROCES Y URTICARIAS

Pasemos a la crema para urticantes. Ésta la hemos usado menos, pero hemos tenido también buenos resultados. Como comentaba antes, nuestro hijo mayor tuvo la brillante idea de recoger ‘hierbabuena’ de la que pica. Al leve roce de la ortiga pegó un grito que le escucharon tres pueblos más allá del nuestro.

Bien por mí que tuve la precaución de echar los dos tubos de Mama Natura en la riñonera antes de salir de ronda campestre (yo, que voy de valiente por la vida y la mitad de las veces me lo dejo todo en casa, hasta las toallitas). Le echamos y en seguida se le calmo el escozor.

En este caso se trata de un gel para extender, en formato de 25g, también con un ligero toque graso pero no pegajoso, y refrescante gracias al efecto del eucalipto. Tiene un olor similar al del roll-on y su composición también es parecida, con ingredientes más naturales que químicos.

Por otra parte, me ha resultado útil para calmar las rozaduras que me salen en las piernas al chocar piel con piel. Tengo los muslos anchos y andar con falda sin pantalones, mallas u otra prenda que los proteja, a la larga, me provoca rojeces y escozor. Probé a extender un poco del gel y me vino de perlas para atenuar la quemazón que tenía sin efectos secundarios aparente. Ale, ya tenéis una nueva aplicación.

NOTAS (DE 0 A 5)
EFICACIA: 5; OLOR: 5; FORMATO: 5; COMPOSICIÓN: 5

Como podéis leer (si la cobertura me ha permitido colgar el post), mi percepción sobre estos productos ha sido muy buena, me han gustado sus resultados y, sobre todo, saber que puedo desterrar el amoniaco de mi botiquín. Yo, desde luego, repetiré si la industria dermatológica me lo permite.

¡FELIZ VERANO SIN PICADURAS!


viernes, 30 de junio de 2017

#VDLN 35: Sigue soñando, sigue escribiendo...

Mi pobre blog abandonado... llevaba más de un mes sin escribir en ti. Duras semanas han acontecido en lo laboral que me han privado de tu presencia: congresos, especiales, reportajes mil... Era mi deseo intercalar con cada VDLN un tema propio, de esos míos en los que intento dejar mi esencia . Pero últimamente el cerebro no me da para mucho más. Así que, al final, vuelvo a retomar la faena como la dejé: hablando de música... que tampoco está mal. Y me pongo de fondo al buque insignia de Boston: Aerosmith, que ahora mismo estarán deleitando al público madrileño desde su escenario de Rivas Vaciamadrid, un respetable en el que está incluido el padre analógico.

Hoy me ha dejado por Steven Tyler. No se lo reprocho, con ese vozarrón que tiene... aunque yo hubiese preferido a su hija Liv. Hace poco leí su autobiografía (la de Steven) y me gustó bastante, describe una vida llena de altibajos en modo Himalaya: desde su feliz infancia, pasando por una adolescencia relativamente problemática, la formación del grupo y la creación de sus primeras canciones en comuna desde un piso franco de Boston, siempre de la mano de su 'gemelo tóxico', el guitarrista Joe Perry. Una relación de amor-odio que ha marcado, sin duda, la trayectoria de la banda.

Y de ahí, los bolos, las giras, las drogas, las novias, las desintoxicaciones, las esposas, los hijos, las drogas, las desintoxicaciones, las ex esposas, las drogas, las desintoxicaciones... Así hasta su actualidad de más de 65 años, con nietos y con 'goteras' en la mayoría de sus articulaciones. Alguna desintoxicación más le quedará, casi seguro.

No me voy a equiparar con Steven Tyler, ni mucho menos, pero aprovechando que ya es viernes y que toca hablar de música, voy a cerrar mi ciclo de terapia de desintoxicación bloguera (valiente excusa) con una de sus primeras canciones: 'Dream on'. Al fin y al cabo, sigo soñando con nutrir de forma asidua este humilde rincón, dejar temas más a menudo...


¡FELIZ Y ORGULLOSO FIN DE SEMANA A TODOS!

viernes, 12 de mayo de 2017

#VDLN 34: La senda del tiempo

A veces llega un momento en que te haces viejo de repente, sin arrugas en la frente pero con ganas de morir... Bueno, aunque lo diga una de las canciones más famosas del pop-rock español y uno de mis grupos favoritos, tampoco es para tanto, ¿no?

Celtas Cortos lanzó a las ondas estas estrofas en 1990, en su segundo disco, Gente Impresentable. Yo apenas tenía 9 años y no entendía aquella melancolía, aquellas sensaciones que la banda transmitía por la falta de amor y empatía del mundo que le rodea. Pura depresión que a mí me parecía una obra maestra de delicada melodía, sin pararme a pensar en el mensaje que transmitía.





Hoy, 27 años después, la escucho con otros oídos y, a veces, con lágrimas en la cara por las verdades que destapa: cada vez más violencia a nuestro alrededor, cada vez más indiferencia, cada vez menos idealismo para luchar por un mundo mejor. Pero también por los recuerdos felices que me trae (los que me leéis ya sabéis que soy pura melancolía). Cuántas veces me habré abrazado a mi chico al son de esta tonada...

Este fin de semana se cumplen 17 años desde que empezamos a estar oficialmente juntos. Casi media vida. Y me he puesto a escuchar a los Celtas, el grupo que nos unió, cantando sus canciones en cada sangriada de la facultad, en cada viaje de colegas, en cada concierto... Empezamos compartiendo cintas de cassette de los de Pucela en primero de carrera y desde entonces no hemos parado. Toda una vida de experiencias que le quitan un poco de razón a La Senda del Tiempo.

Hace tiempo que me hice vieja de repente, pero sin ganas de morir, porque sigo viendo el vaso medio lleno. Creo fírmemente que el mundo puede cambiar, que debemos seguir trabajando para ello. Y si he de agradecer a alguien ese empuje, esas ganas de seguir adelante, es a él... y a los dos canijos que han surgido de toda una (media) vida de experiencias compartidas. Desde mi punto de vista, si alguien merece vivir en un mundo mejor son ellos.

¡GRACIAS VALLADOLID!
¡Y BUEN FIN DE SEMANA A TODOS!


 

viernes, 21 de abril de 2017

#VDLN 33: Basket Case

Mañana, si no se acaba el mundo, me voy al basket con el primogénito a ver un partido de la Euroliga. Él, que gracias al padre analógico se ha aficionado una barbaridad, está emocionadísimo. Yo también, para qué nos vamos a engañar. Me encanta el sano ambiente que se genera en torno a los partidos de baloncesto y, aunque hace años que no juego, me trae muchos recuerdos de adolescencia: buenos amigos, horas de diversión tanto en entrenamientos como en partidos, un escape lejos de casa... y música, mucha música.

Me uní a la 'troup' del basket cuando llegué al instituto. En el cole siempre había jugado al voleibol, pero no había equipo y a las de baloncesto les faltaba personal, así que allí que me fui con ellas. Todas eran mayores, de COU, más majas que las pesetas y muy fans de Bon Jovi (en su época de pelos largos), Offspring (en el año de Smash) y de Green Day antes de que se pintaran la raya del ojo y se pusieran corbata (vamos, los del Dookie y su 'Basket Case').


Aunque me tocaba ser cadete falsearon mis datos y me federaron como junior. Y ahí estaba yo, con mi 1,60 de estatura, ejerciendo de base o escolta, 'pegándome' con tiarronas de 17 y 18 años. Me llevé muchos golpes, pero aprendí a encajarlos y, a veces, a sacar partido de ellos. ¿Cómo? Gracias a las enseñanzas de mis compañeras, a ritmo de Offspring con temas como 'Gotta Get Away'.



Recuerdo con mucho cariño a aquellas primeras compañeras de basket que me enseñaron a funcionar en un deporte que no controlaba en absoluto; que me obligaron a salir del ala materna para moverme por mi cuenta y riesgo todos los fines de semana para jugar el partido de turno; y que me habrían llevado a mi primer concierto de Bon Jovi (en su gira del Crossroad, ese recopilatorio en el que incluyeron el baladote tristón 'Always' o 'Someday I'll Be Saturday Night') y a mi primer Festimad, con Metallica de cabeza de cartel, si a mis padres no les hubiese entrado el pánico sólo de imaginarme rodeada de melenudos borrachos y drogados capaces de hacerle de todo a una inocente chica de instituto... Ains, menos mal que pude desquitarme años más tarde.


Más allá de contaros una retahila de recuerdos y morriñas de instituto, todo esto tiene una moraleja: apuntad a vuestros hijos a hacer deportes de equipo, porque en ellos aprenderan y mucho: a compartir, a trabajar en equipo, a ser constantes, a encajar golpes y a sacar fuerzas de donde haga falta, a ganar y a perder... ¡y a escuchar buena música!

Aunque para esto último aseguraos de que caen en un equipo de rockeros, ¿eh? ;)

¡¡FELIZ VIERNES Y FELIZ FIN DE SEMANA A TODOS!!





miércoles, 5 de abril de 2017

El temido demonio tecnológico

Llevo varios días levantándome a las 6.30 de la mañana, otra de esas pequeñas 'ventajas' de ser autónoma y tener un horario flexible. Para animarme mientras ojeo (sí, sin H, de ojo) la actualidad del día, escucho el podcast Buenos Días, Madresfera en directo.

He de reconocer que me está sirviendo como aliciente para madrugar y ponerme al lío antes de la hora bruja pre escolar: Temas candentes, interesantes para aquel que está imbuído en el mundo maternal y paternal... y buen rollo, tanto por la parte de la dirección del programa como por los que interactúan en el chat. Da gusto madrugar así.

En uno de los últimos programas se habló de uno de esos casos complicados destacado por un titular amarillista: un chaval que había denunciado a su madre por quitarle el móvil. Al final de la historia (¡¡alerta de spoiler!!) la madre, que se enfrentaba a 9 meses de cárcel por malos tratos, salió absuelta gracias al buen juicio, nunca mejor dicho, de un magistrado que se puso en su lugar.

Un clásico que todos hemos vivido o que viviremos en algún momento. Allá va el caso figurado salido de mi mente de madre bloguera: el chico de 15 años tiene que estudiar pero en su lugar andaba dándole a la pantalla táctil. Su madre llega, le quita el cacharrito y le dice que o se pone con el examen del día siguiente o le deja un mes sin móvil. En la versión clásica de esta película el chaval refunfuña y se pone a estudiar. Pero ésta es la versión 2.0 de un muchacho problemático que ha visto por Youtube que denunciar es un buen sistema para hacerse con el mango de la sartén.

Y lo consigue, gane o pierda el juicio. Porque la sensación que se le debe quedar a una madre o a un padre (de los normales, me refiero, de esos que se desviven por sus hijos) que ve cómo su hijo vuelve a casa con una denuncia a su nombre debe ser de derrota total. Aunque todos tenemos claro quién será el verdadero perdedor a medio/largo plazo.

TE HAS CONVERTIDO EN TU MADRE

Más allá del hecho en sí, la noticia y la charla posterior en el chat me ha hecho reflexionar en voz alta al respecto. Sobre todo de cómo se demoniza a las nuevas tecnologías cuando surgen casos de este tipo, siempre asociados a jóvenes con conductas problemáticas.

Las tablets, los móviles y las consolas tienen la culpa de que los chavales no salgan a la calle; de que no hagan deporte y lleven una vida sedentaria; de que no sepan relacionarse (a la antigua usanza); de que se estén criando como un ganado de gañanes cuya máxima en la vida es conseguir millones de seguidores a base de grabar situaciones cotidianas en las que alguien es ridiculizado, insultado, vilipendiado...

Opiniones de este tipo se escuchan en los corrillos del cole, en la puerta de la academia y, por supuesto, en el también demonizado grupo del Whatsapp (qué poco se habla de su utilidad). Y esto pasa mientras seguimos dándole audiencia a Sálvame o a cualquier programa de 'tertulia' en el que todo el mundo habla a voces sin escuchar al de al lado. O valorando más al Cristiano Ronaldo de turno que a la inventora del WiFi al mismo tiempo que nos indignamos porque un hotel o una cafetería no nos ofrece conexión gratis. ¡Que inventen ellos!, que decía Unamuno.

Pero me estoy desviando del tema. El caso es que al oírlos no puedo dejar de pensar en mi madre cuando despotricaba en mis tiempos de estudiante sobre la comedura de coco y la desconexión cerebral que nos provocaban los videojuegos de entonces. En todas aquellas señoras que miraban recelosas hacia los locales recreativos de futbolines y Neo Geos porque representaban el mal en estado puro. Cuántas de ellas andarán ahora enganchadas al Candy Crush...

Nos jode reconocerlo, a mí la primera, pero nos hemos convertido en nuestras madres. Y, a veces, miramos al futuro de nuestros hijos con la misma poca perspectiva que ellas lo hacían en esos instantes.

Porque el mal no se encuentra en la máquina, sino en la mano que la maneja y que enseña a manejar. Los chavales son altamente influenciables y, a partir de una determinada edad, no por la vía paterna. Prácticamente todo lo que no hayamos conseguido hasta los 14 años (así, a ojo) con nuestro ejemplo se perderá en el olvido, al menos hasta que vuelvan a prestarnos sus oídos de vez en cuando en un futuro lejano.

CORREGIRNOS PARA CORREGIR

¿Pero qué ejemplo les damos con las nuevas tecnologías? Que levante la mano el que coma con el móvil en la mesa. El que apalanca a sus criaturas al calor de una tablet. El que haya interrumpido la historia imaginaria de turno para contestar un mensaje... Seguramente todos lo hemos hecho en algún momento. Algunos más a menudo que otros. Y ellos nos ven y nos copian.

Quieren estar en constante conexión como nosotros, pero no pueden porque no tienen smartphone propio o tablet sin restricciones... hasta que lo tienen. Y entonces quieren recuperar el tiempo perdido.

No se trata de dárselo todo cuándo y cómo quieran, sino de que nosotros nos lo restrinjamos también, al menos durante las horas que estemos a su lado. Que les acompañemos en sus juegos en la tablet o la consola, para que sean conscientes de que también puede ser un espacio de juego en compañía y no de aislamiento puro. Que les enseñemos a navegar y a desenvolverse por la red. Hemos de concienciarles (y, mucho antes, concienciarnos) de que se debe convivir con la tecnología, no depender de ella.

Ellos son los nativos digitales, los que saben manejar una pantalla táctil desde el mismo momento en el que aprenden a utilizar sus manos. Negarles los avances del progreso y el conocimiento necesario para desenvolverse en el mundo TIC sólo perjudicará a su futuro. Y teniendo en cuenta lo rápido que pasa el tiempo, no les queda tan lejos.

viernes, 31 de marzo de 2017

#VDLN 32: Katie King, el fantasma que me achuchó

Hacía años mil que no sacaba de la estantería los discos de Katie King, un grupo de rock sevillano con cierto espíritu pirata al que tengo un gran cariño y aprecio (después de compartir bodas, farras y conciertos). 

Hace unos años decidieron separarse, pero en los últimos tiempos se están reuniendo para ensayar de nuevo y, quién sabe, volver a las tablas en amor y compaña.

Herederos de los míticos The Storm (unos de los precursores del heavy metal español, también de Sevilla), tienen en su haber tres discos estupendos de estudio con canciones y versiones brutales que me han estado acompañando en estos días. Aquí su visión de los 'Angelitos Negros' de Machín.


¿Y de dónde sale un nombre tan poco sevillano? Pues de un fantasma, probablemente inventado por la espiritista Florence Cook en el siglo XIX. Dice Wikipedia lo siguiente: "Según afirmaba este espíritu era hija de John King, otro espíritu que presidía muchas sesiones por aquellos días. En un principio el espíritu de Katie King se materializaba parcialmente, pero con el tiempo fueron tomando consistencia y haciéndose más reales, hasta que llegó un momento en el que se materializó por completo tomando aspecto de persona viva con blancos ropajes".


Y continúa: "La aparición andaba y hablaba con libertad, incluso William Crookes pudo fotografiarla en diferentes ocasiones, consiguiendo 44 fotografías. Un día Katie se despidió, había cumplido su misión de demostrar a todos la existencia del mundo espiritual y había llegado el momento de elevarse a un grado más superior. En la actualidad muchos investigadores piensan que Katie King no era más que una burda farsa, ya que tanto Katie como Florence eran muy parecidas, y no hay fotos fiables de ambas juntas". Vamos, que fue una más en aquella época de auge del espiritismo.


Me da rabia dejar tan poco material propio, pero es difícil encontrar enlaces a sus canciones propias por Youtube. La versión de 'El Tren' de Leño, a pachas con Vikingo MD (Narco), me parece de las más chulas que he escuchado.

¡¡Buen finde a todos!!


viernes, 24 de marzo de 2017

#VDLN 31: Quiero más conciertos

Hoy me pongo a escribir escuchando lo que habéis ido colgando los demás. ¡Mi segundo post en una misma semana! Esto es de enmarcar. Y arranco sin saber qué música voy a compartir. ¿Es fácil improvisar sin verse influenciado por vosotros? Bueno, sobre todo porque no quiero repetir temas.

Algo que, a priori, parece fácil partiendo de la base de que llemo semanas queriendo escribir sobre el último concierto al que asistí: Dark Moor, una banda que a pesar de los años que llevan (su 20 aniversario celebraron el otro día) y de la clase que tienen no conoce mucha gente. Pero ya he colgado varios temas suyos, así que para no ser pesada, dejaré uno de los que tocaron: A music in my soul. Una pena no tener ninguna versión decente en directo.


No parece mala idea hablar de los últimos conciertos en los que he estado, que teniendo en cuenta mi condición de madre y el poco tiempo con el que cuento, son pocos y alejados en el tiempo. Airbourne fueron los anteriores, un evento al que fui de puro churro porque una amiga tenía entradas de sobra. Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien.

De primeras mi intención era quedarme, tranquila y sin apretujones, en un lateral de la sala para ver medianamente bien el espectáculo (en momentos como estos, ser bajita y ver solo brazos, o el concierto a través el móvil del gigantón que está delante de ti joden un montón). Sin embargo, no sé en qué momento me puse a saltar y brincar y me vi arrastrada por la marea hacia el centro de la sala.

En el momento en que empezó a sonar Breakin' Outta Hell se abrió ante mí un abismo. ¿Hacia el infierno? Bueno, podría considerarse así. Joel O'Keeffe, el cantante de la banda, implicó al público para generar un círculo en el que los pogos estaban cantados. Y yo estaba en primera línea de fuego. ¿Me meto o no me meto? Y me metí, a muerte. Tanto que cuando me quise dar cuenta estaba junto al escenario. Hacía años que no conseguía un chute así de adrenalina. Como los indios me lo pasé.


Muchas veces echo en falta aquella época en la que caían bolos todas las semanas, cuando iba con mi cámara a cuestas inmortalizando a multitud de melenudos. Quizás en unos años, cuando los peques sean mayores, pueda recuperar ese ritmo, incluso llevármelos conmigo (ojalá les salga la vena rockera) a ver tanto a grandes bandas como a grupos de barrio. Quizás.

Con un poco de suerte este finde disfrutaremos de un concierto en familia. Caskarrabias tocan en Madrid. ¡En el Ayuntamiento! (Carmena, no sé si te lo perdonaremos algún día) Y hace quintillones de años que no los veo. ¿Tocarán Aldente? ¿Les gustará? Ojalá...


¡Feliz fin de semana a todos!
Y, si podéis, no dejéis de ir a conciertos.
¡Que la música en directo no muera!

 

miércoles, 22 de marzo de 2017

¡Pañal fuera!

Llevaba muchos días queriendo dejar este post, enfocado a la retirada del pañal a petición de una amiga que hace poco me preguntaba cómo podía empezar a quitárselo a su peque. Le iba a mandar un mail contándole mi experiencia pero, qué demonios, cualquier excusa es buena para darle vida al blog.

Todo surgió gracias a uno de mis post anteriores, en el que contaba que habíamos empezado a retirar pañales al benjamín de la casa, lo cual me parecía el horror más absoluto, partiendo de nuestra experiencia con el primogénito, que cada 20 minutos (y durante bastantes días) nos iba dejando charquitos en cualquier rincón de la casa. Eso sin contar con que no era capaz de hacer aguas mayores si no estaba tras una puerta, lo cual propició un atasco de cinco días. Lo único que nos consolaba era que, al menos, era verano y todo se secaba rápido.

Con el pequeño nos pusimos un fin de semana de enero (con dos coj...). Nuestro primer día de aclimatamiento no fue muy esperanzador: en dos horas teníamos seis pantalones y sendos calzoncillos secándose al sol del crudo invierno... o, mejor dicho, al calor de los radiadores. El padre analógico se estuvo planteando durante toda la mañana del sábado si no nos habríamos precipitado.

Yo, la verdad, confiaba algo más, ya que fue la profe la que nos lo sugirió sutilmente con un "id preparando calzoncillos para este fin de semana que no lo vamos a alargar más". Al final, aunque no tiene hijos, ella gana por goleada en operaciones pañal exitosas, las cosas como son.

Lo cierto es que con el nuestro se anotó otro tanto, porque después de un sábado catastrófico, el domingo no sólo no se mojó ni una sola vez, sino que además superó la prueba del "no te voy a decir nada, a ver si me lo pides". Y el lunes lo mismo. Y el martes.... toda la semana. No podíamos salir de nuestro asombro, con un grado importante de orgullo, y un poquito de pena, porque nuestro peque se hace mayor (y nosotros con él).

PERO, ¿CÓMO?
Para los que tenéis en mente empezar con este trance y no sabéis ni como empezar, os contaré mi experiencia, que ha sido bastante diferente en cada caso: al mayor se lo quitamos en verano y al pequeño en invierno. El mayor superaba de largo los dos años y el pequeño los acababa de cumplir. El mayor pasó por la etapa intermedia del orinal y el pequeño no lo ha querido ni en pintura. Vamos, que nada que ver una experiencia con otra, aunque el modus operandi fue parecido.

Si vais a guardería, probablemente sean los profes los que os indiquen el momento adecuado. Si no, podéis plantear desde casa el mismo tránsito. Lo que casi todo el mundo recomienda (yo también) es que cuando llegue el momento nunca deis marcha atrás. ¿Pero cuándo llega? Depende del niño. En la mayoría de los casos, la edad de retirada del pañal está entre los dos y tres años, más cerca quizás de los dos, aunque hay niños que consiguen controlar esfínteres antes.

Cuando hablo de quitar el pañal de forma radical y sin mirar atrás estoy exceptuando las horas de sueño, que son más complicadas de controlar. Mi hijo pequeño lo sigue llevando por las noches y el mayor lo estuvo llevando para dormir hasta casi un año después de realizar el proceso de retirada. En este caso, será la evidencia la que os haga tomar la decisión: cuando lleve unos cuantos días dejando el pañal seco habrá llegado el momento.

Bueno, al lío. Nosotros en ambos casos empezamos con un aclimatamiento al orinal/WC previo, llevándoles en momentos clave: antes y después de dormir, antes de salir a la calle, después de ver sus dibujos favoritos... intentando no romper una dinámica de juego o que le provoque malestar. Y siguiendo la pauta que nos marcaban las profes de que pasara hora y media, más o menos, entre una y otra 'sentada'.

Si durante esa fase notáis que va aguantando bien sin mojar mucho el pañal, hay que ir pensando en un fin de semana o puente de reclusión para dar el paso. La época del año más recomendada es el verano, por aquello de que no cojan frío y de que la ropa se seque antes, aunque nuestra última experiencia nos ha enseñado que el invierno tampoco está mal, siempre que la casa esté calentita. Al hacérselo encima, el peque se ha sentido muy incómodo: mayor humedad, frío... Un 'refuerzo' negativo que, probablemente, le ha servido para darse cuenta antes de la llegada del fatídico momento.

No os desaniméis si veis que el primer día se moja 27 veces. Y, sobre todo, no le regañéis. Tampoco se lo aplaudáis, claro. Hay que animarle a que la próxima vez lo haga mejor y dejar que sea él/ella el/la que se desvista, que tenga que hacer un esfuerzo incómodo cada vez que se manche.

Por contra, si lo hace bien, premiadle. Nuestro 'refuerzo positivo' en ambos casos han sido las pegatinas: pusimos en la puerta del baño un cuadrante divertido para pegarlas cada vez que lo hacíamos bien y fue un sistema bastante efectivo.

AGUAS MAYORES
Lo de la caca es más peliagudo. Con el pequeño no hemos tenido problema 'gracias' a su estreñimiento previo. Como le dolía tanto, aprendió a distinguir esa llamada del señor Roca y nos avisaba antes de hacerlo en el pañal porque en el WC le resultaba más sencillo y menos doloroso.

Con el mayor no fue tan fácil. Como os comentaba antes, no concebía desahogarse si no era detrás de una puerta o en un rincón oscuro. Lo del WC o el orinal no le motivaba demasiado, y como veía que encima no se lo podía hacer porque no era lo correcto, se aguantaba las ganas. Resultado: estuvo cinco días sin plantar un pino.

Por lo visto, esta situación es bastante habitual, así que no os asustéis si os toca lidiar con ella. En nuestro caso, la desesperación nos empujó a dejarle hacérselo encima en varias ocasiones. Hasta que un día, sin que nadie le presionase, nos avisó antes de. Todo un alivio.


¿PUEDE AYUDARME LA TECNOLOGÍA?
No puedo decir que yo haya utilizado apps ni gadgets en mis procesos reales de retirada del pañal, las cosas como son (vaya KK de Cibermadre, estaréis pensando... ¡y nunca mejor dicho!), pero haberlas haylas y lo mismo a alguno de vosotros os resulta interesante. Como el iPotty, un orinal infantil con soporte para el iPad con funda de plástico para evitar salpicaduras.

Su precio: en torno a los 20 euros. Caro teniendo en cuenta lo que cuesta un orinal estándar (unos 5 euros) y el tiempo que se va a utilizar (depende del niño, pero menos de 6 meses seguro).

En cualquier caso puede ser útil para mantenerles sentados en el trono durante unos minutos si son muy inquietos. O para que puedan juguetear con las apps específicas para la retirada del pañal que corren por las 'tiendas' de descargas. Por ejemplo, Pull Ups Big Kid, que a pesar de ir de la mano de una marca de ropa interior desechable, ofrece ciertas 'recompensas' cuando el niño lo hace bien y avisa a los padres cada X minutos para que no se les olvide llevar al baño a los peques.

También hay unas cuantas asociadas a cuentos de apoyo que enseñan a los niños los pasos a seguir: levantar la tapa, limpiarse con el papel, tirar de la cadena, lavarse las manos... Quitar el Pañal, Going Potty with the Wonkidos o The new potty son sólo algunas.

Recordad que, si van a ir al cole a partir de los tres años, el pañal debe estar fuera antes, porque no hay muchos centros que tengan a alguien dedicado a cambiar pañales a los niños (yo no conozco ninguno). Y, sí, esta norma incluye también a los más pequeños que empezarán las clases con dos añitos.

NOTA: En nuestra ciudad existe la figura del cuidador que va de cole en cole cambiando a los peques a los que se les escapa el pis o la caca, pero claro, lo mismo tarda en llegar a cambiar al tuyo más de una hora. Es importante enseñarles a que se vistan y se desvistan solos, porque por normativa los profes del centro no pueden hacerlo.

¡Mucha suerte!
Y, sobre todo, ¡mucha paciencia! 

domingo, 19 de marzo de 2017

#VDLN 30: Bye, Johnny, bye bye


Como muchos otros findes, llego a ras al Viernes Dando La Nota. Bueno, como mañana es fiesta en unos cuantos sitios, casi ni se nota (mentiraaaa). Encima no puedo poner la excusa del trabajo. Este fin de semana no, la verdad es que me he tomado la licencia de vaguear un poco y disfrutar de tiempo para no pensar en nada más allá de darle de comer a los muchachos y salir un rato para hacer la fotosíntesis.

Tenía planeado contar algo sobre mi último concierto, pero la mala fortuna ha decidido otra canción, otro autor. Uno de los padres del rock, el gran Chuck Berry, nos ha dejado hace unas horas y no puedo sino dedicar estas líneas para rendir mi pequeño homenaje a este gigante. A pesar del mal genio que gastaba (le pegó un puñetazo a Keith Richards, with two balls), ha sido un ejemplo de constancia y vitalidad.


Se ha quedado cerca de los 91 años, y los ha vivido intensamente, sin dejar la carretera casi en ningún momento. Según su página de Facebook, dio su último concierto en agosto de 2014. Con 88 años. Y en su último cumpleaños anunció que pensaba sacar un disco a lo largo de 2017 acompañado de algunos de sus hijos, que también serán talluditos. Lástima que no les haya dado tiempo.



Sin él, sin su música, su estilo, su voz... el rock no sería lo que es hoy. Mucho le deben los Stones, The Beatles, The Who, Clapton, Springsteen, AC/DC (quién diga que el paso del pato es propiedad de Angus Young nunca ha visto a Chuck en acción)... todos han bebido de sus canciones. Por eso es seguro que hoy todos (los que siguen vivos) lloran su marcha, no sin pensar antes en seguir sus pasos y estar al pie del cañón hasta su último aliento.

Y, por supuesto, marcando el ritmo de Johnny B. Goode con los latidos de sus ya vetustos corazones.
Hasta siempre, maestro.





lunes, 6 de marzo de 2017

Gracias, MBDay

Héteme aquí de nuevo, después de quintillones de años sin escribir, dispuesta a dejar un post. El inicio del año ha sido positivamente duro desde el punto de vista laboral, pero por fin parece que voy entrando en la senda de la normalidad.

Entre los numerosos eventos en los que he participado en las últimas semanas ha estado el Madresfera Bloggers Day, en el que nos lo pasamos estupendamente, nos desvirtualizamos en el entorno 'maternoblogueril' y nos llevamos una saca repletita de productos diversos para probar. Por supuesto, también aprendimos de grandes de las redes sociales, como Inma Ferragud, que nos dio una clase magistral de reputación online; o Clara Ávila responsable del contenido digital de Save the Children.

Por otra parte, se entregaron los premios Madresfera, esos que han servido para daros la tabarra un año más por Facebook, Twitter, Whatsapp, correo electrónico, correo postal y hasta por paloma mensajera. No pienso aburriros con el listado de los premiados (entre los que, como es obvio, yo no estuve). Si queréis cotillear sólo tenéis que pinchar en el enlace que aquí os dejo.

Se vivieron momentos de emoción y lágrimas y se reconoció el trabajo de una docena de bloggers que se lo curran infinitamente más que yo y a las que os animo a seguir y leer de forma asidua.

El paso por el MBDay fue enriquecedor, pero queda tan lejano que lo de escribir un post relacionado ya no pega ni con cola. Eso sí, no quería desaprovechar la oportunidad para daros las gracias por vuestros votos y por los comentarios que me dejasteis. Sois la leche y espero recompensaros escribiendo más a menudo.
Lo prometo.

De la misma forma me gustaría dedicar un espacio a todos esos encuentros y reencuentros que son la salsa de estos eventos. Poder ponernos cara y voz, tocarnos y besarnos (en el buen sentido de la palabra), ver que somos algo más que 120 caracteres con un GIF de un tío poniendo morritos; más que una canción desesperada los jueves/viernes por la noche; más que un montón de frikis debatiendo en un hilo de Twitter sobre lo malísimas que son las pelis de El Hobbit (porque lo son, ¡y mucho!).

Todo un honor y un placer haber conocido a los responsables de Vigopeques, Con mi Madrina, The Viking's Mama, Mamá Bocachancla, Papá Agonías, Bebé a Mordor, Padre en Estéreo, Papá Cavernícola, Hala qué chulo y Paseos con Mamá. Y lo mismo con l@s bloguer@s del reencuentro: Gololo & Toin, Madres Estresadas, Caracol Miricol, Dácil Muñoz, Eva Gascón, La parejita de golpe, Community Madre (unos cuantos años después de acabar la carrera) y Babytribu.

La mayoría sois inspiradores, mucho más constantes que yo, un ejemplo a seguir. Ojalá tuviera tiempo para leeros diariamente a todos (eso se arregla con una buena primitiva). Eso sí, os tengo siempre cerca para recordarme que, de vez en cuando, he de darle a la tecla con el corazón.

¡Nos vemos el año que viene!

viernes, 17 de febrero de 2017

#VDLN 29:Breakthoven


Llevo unas semanitas que no se las deseo a nadie... o sí, según se mire. Desde que ha empezado el año no he parado, lo cual está muy bien para un autónomo, que normalmente en enero y febrero suele comerse los mocos laboralmente hablando. Y, a veces, si la necesidad aprieta, también literalmente.. A falta de pan...

Aunque todavía me queda tela que cortar, acabo de quitarme lo más gordo de encima que, por otra parte, me obligará a perderme mañana la primera parte del Madresfera Bloggers Day (¡a ver si llego al café!). Y no quería llegar a la gran cita de la maternidad blogger sin haber escrito un post.

Como es viernes, toca dar la nota con un tema inspirado por Ruth2m Mom, que hace unas semanas optó por mezclar música clásica y metal. Para todos, pero sobre todo para ella, está dedicado este post, con el fin de darle nuevos ejemplos e ideas.

Teniendo en cuenta el título que le he puesto, los primeros en salir a tocar van a ser Barón Rojo, que ya decían en los 80 que "el gran Beethoven hoy tocaría rock" en su canción Breakthoven:


Al leer su último VDLN, en el que se declaraba fan de Tchaikovski, recordé una versión de un grupo madrileño llamado Dark Moor de una pieza de El lago de los cisnes llamado Swan Lake (creo que el vídeo no es oficial, la banda no sale por ninguna parte y eso me escama un poco, pero por no poner una imagen fija...)


Dark Moor, que el 4 de marzo celebra su 20 aniversario en la sala Arena de Madrid, tiene unas cuantas versiones de piezas clásicas: The ritual fire dance (Manuel de Falla), Vivaldi's Winter, The Moon (que mezcla piezas de Beethoven) o Dies Irae (Mozart), entre otras. De ese Dies Irae también hizo una adaptación Children of Bodom en su disco Something Wild, dentro de la canción Red Light in my Eyes II.


De momento dejo esas 'pildorillas', no me da la vida para buscar mucho más. Pero prometo que habrá más... Y si mañana no me veis por el Madresfera Bloggers Day será porque me habré ahogado en la misma orilla. ¡¡Dadme fuerzas para conseguirlo!!

¡¡FELIZ VIERNES!!
¡¡FELIZ FIN DE SEMANA MADRESFÉRICO!!

domingo, 5 de febrero de 2017

Yo, (sin) robot

Estos días se ha celebrado en Madrid la segunda edición de Global Robot Expo, que ha tenido lugar en el Pabellón de Cristal de la Casa de Campo. Para mi desgracia, este año me ha sido imposible asistir. Tenía especial interés en pasarme el sábado, día de puertas abiertas para el público general para otear las novedades que se presentaban en lo que respecta a educación. Pero entre el mal tiempo y el trabajo acumulado no ha habido forma. Eso sí, he procurado estar muy pendiente de toda noticia que de allí surgiera.

No os voy a engañar, en realidad, mi máxima era, como siempre toquetear con los peques nuevos 'cacharritos', además de asistir a la exhibición de drones... ¡y a la competición de robots de sumo! Lo que hubiera dado por convertirme durante un ratito en Hiro Hamada, de Big Hero 6, aunque sólo fuese en versión light.

Cada alumno podía preparar y programar un 'sumobot' que debía derribar o expulsar del dohyo a su rival. La idea era que, con esta actividad, los chavales (y, espero, también sus madres) aprendiesen fundamentos y conceptos básicos de programación de microcontroladores enfocados a la robótica móvil, así como el funcionamiento de diferentes sensores y actuadores.

Además de pasearse por el aula 'piloto' más tecnológica a este lado del Manzanares, los profesores que han acudido a la feria han podido experimentar nuevos métodos de enseñanza con la tecnología de SPC-Makeblock. Sus robots, versión española de los Arduino (que también tienen algo de españoles gracias a uno de sus fundadores, David Cuartielles), se marcan como objetivo impulsar la imaginación y la creatividad como instrumento para el desarrollo de los estudiantes.

Por un precio que oscila entre los 100 y los 400 euros (dependiendo del producto y de su complejidad), esta empresa ofrece no sólo una simple estructura de montaje que se mueve a pilas, sino que con ella se incluye un software básico para que los alumnos den sus primeros pasos en programación. De hecho, esta empresa vasca aprovechó el evento para presentar ante el público su Airblock, el primer robot educativo modular programable diseñado para tierra, agua y aire... ganas de probarlo in crecendo después de ver el vídeo promocional.


Otras marcas que también aprovecharon para darse más a conocer fueron: Future Kids Now y Camp Tecnológico, empresas educativas para el fomento de la robótica en las aulas a través de talleres, campamentos, actividades extraescolares, etc; XyzPrinting, distribuidora de impresoras 3D que tiene en su catálogo, entre otras, la da Vinci MiniMaker, enfocada a que los niños creen sus propios juguetes; y Atlantis Internacional, que también ofrece kits de robótica educativa.

PROTOTIPOS QUE DAN ESPERANZA

La robótica asistencial y de rehabilitación también ha tenido su hueco en la Global Robot Expo, uno de los campos en plena expansión y en los que más inversión en I+D+i se está realizando. Probablemente las novedades en exoesqueletos han sido unas de las que más expectación han creado, y no es para menos, teniendo en cuenta lo mucho que podrían facilitarle la vida a los millones de personas que hay en el mundo con dificultades motrices.

En estos días se han dado a conocer los resultados que, hasta el momento, se han obtenido con el proyecto Biomot, en el que está involucrada la empresa Technaid y que está liderado por el investigador japonés Shingo Shimoda de RIKEN, uno de los Institutos de Investigación más grandes de Japón y coordinado en España por el jefe de Laboratorio de Locomoción Humana del Instituto Cajal del CSIC, Juan Camilo Moreno.

Precisamente del Instituto Cajal nació Gogoa Mobility Robots, la primera empresa europea fabricante de exoesqueletos, con la que colabora el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo. Ésta ha presentado a Hank, Belk y Hand of Hope, tres exoesqueletos para la rehabilitación de la movilidad de distintas partes del cuerpo. Por su parte, Marsi Bionics ha dado a conocer su exoesqueleto pediátrico creado para facilitar la vida de los más pequeños con enfermedades neuromusculares, parálisis cerebral, espina bífida o lesión medular.

La firma Aura Innovative Robotics ha aprovechado el evento para promocionar su escaner para la valoración de trastornos neurológicos y mentales para niños y adultos través de la medición conjunta de los principales movimientos motores vinculados al sistema nervioso central. Según sus responsables, con este sistema se podrán realizar estudios de normalidad y en trastorno por déficit de atención.

El mundo robótico, y más en concreto la impresión 3D, también da esperanzas en el campo de la oncología. Según el pediatra y cirujano Lukas Krauel, presente en el certamen, esta tecnología se puede usar para la planificación oncológica quirúrgica, y ha permitido mejorar en un alto porcentaje el éxito de las intervenciones pediátricas realizadas en el Hospital Infantil de Barcelona en casos de tumor.

Éste explicó durante su exposición que la reproducción casi idéntica de los órganos de un niño permite hacer primero una especie de 'cirugía virtual' que influye después en la tasa de supervivencia de estos pequeños pacientes. “Empezamos hace años imprimiendo sólo estructuras rígidas como los huesos, pero gracias a los avances en robótica ya podemos recrear también estructuras más difíciles como los tumores infantiles que se forman en el abdomen y que, por su minúsculo tamaño, son muy complicados de extirpar por la cantidad de vasos venosos que hay en esa parte del cuerpo. Al poder reconstruir el tumor y el órgano en el que se aloja de forma virtual, se estudia mejor el caso y, en consecuencia, la cirugía real es mucho más exitosa”, detalló.

Krauel se mostró “positivo y muy optimista” respecto a la evolución de la impresión 3D aplicada a la medicina y, concretamente, a la cirugía porque, en su opinión, “más pronto que tarde” se podrán reproducir tejidos humanos mediante esta técnica. “Aún estamos en una fase inicial, pero el futuro ya está aquí y los avances seguirán siendo exponenciales en los próximos años. De hecho, ya se han conseguido imprimir cartílagos de la oreja, por ejemplo”, aseguró.

EL MUNDO NO SE PARA. ¿TE VAS A BAJAR EN MARCHA?

Día tras día es difícil no escuchar la perorata de lo mal que nos va a ir con toda esta tecnología, que lo único que se consigue con ella es perder puestos de trabajo. Supongo que es algo que el género humano lleva comentando desde hace siglos, no hay más que recordar la que se montó durante la Revolución Industrial cuando los artesanos decidieron arremangarse y liarse a palos con los novedosos telares industriales que dejaban a muchos sin trabajo. Ludismo lo llamaron.

Para muchos es difícil adaptarse a las novedades que nos trae la evolución, el progreso, pero todos debemos ser conscientes de que son necesarias. No se trata sólo de pensar en que el día de mañana nos atenderá un robot en la caja del súper en vez de una persona, sino de ponerse en la piel de un discapacitado que puede volver a ponerse en pie gracias a un exoesqueleto; o de no depender de que alguien muera y done sus pulmones para que otro pueda seguir viviendo, que fuese tan fácil como darle al botón de imprimir.

Tenemos que adaptarnos, para lo bueno y para lo malo, porque las nuevas tecnologías traen consigo muchas oportunidades que podemos aprovechar. Mantengamos alerta nuestra mente, siempre dispuesta a aprender, tengamos los años que tengamos, porque el mundo sigue su curso, sigue avanzando, y ninguno de nosotros lo podemos parar.




Por cierto, hoy es el último día para votar a los
Premios Madresfera.

viernes, 27 de enero de 2017

#VDLN 28: Unas risas, por favor





Desde que acabaron las navidades me he puesto en modo 'non stop'. Llevo varios días escribiendo reportajes y noticias poco agradecidas, a lo que se suma la llegada de Mr. Tiriti (Trump, Trump, Trump) a la Casa Blanca, que jornada tras jornada nos da nuevas alegrías (notese la ironía en mis palabras). Y, para colmo, esta semana me ha tocado dentista.


Necesito un 'break' musical, algo que me arranque una sonrisa, y para ello no me vale ni el último disco de Metallica, que no me está gustando un carajo, ni los últimos hits de Amon Amarth, que son tremendamente útiles para descargar rabia y adrenalina. Ni si quiera el disco de chill out que me grabó una colega para desestresarme.

No, lo que hoy necesito son las canciones de Gigatrón, del Reno Renardo, de Mamá Ladilla... esas canciones de coña, repletas de tacos, de burdas obscenidades... temas con los que Beethoven se revuelve en su tumba, capaces de hacer temblar al mismísimo Don Giovanni. Pero hay momentos en la vida en los que vienen bien, por aquello de echarse unas risas, para qué lo vamos a negar.

La primera se la dedico a todos los que lloráis de emoción con los libros de 'Yo fui a EGB'. Si no conocéis el Crecí en los 80 del Reno Renardo, dadle al Play y empezad a visualizar (porque hay que ver el vídeo). De nada.


En un post como éste no puede faltar Gigatrón, que aunque no son de mis favoritos, hay que reconocerles el mérito de haberse convertido en los pioneros del heavy de coña en España. Se hicieron fuertes con su versión de Final Countdown (en su caso, Te peto el cacas), aunque yo prefiero la de Paradise City (o Prepárame el Chichi) de Guns and Roses.


También voy a incluir a Manolo Kabezabolo en este set list. Me trae muy buenos recuerdos de juventud, de una época oscura en la que iba a catequesis para la confirmación (en serio), a misa todos los domingos (de verdad de la buena) y a clases de guitarra eclesiástica después de la eucaristía (palabrita del niño Jesús).

Resulta que, sin saber cómo, se unió a nuestro Amo a Laura Team un tío más punky que siete imperdibles clavados en una oreja, que me enseñó los mejores temas de Manolo Kabezabolo y que me grabó su primera maqueta cutre-garajera que, por supuesto, hice circular por el instituto. La de cosas que se aprenden en la casa del Señor...

No se alarmen, queridos lectores, de la calidad instrumental de este tema, El aborto de la gallina. El verdadero intríngulis está en la letra.


Otros grandes de la risión punk musical son Mamá Ladilla, que tienen kilos y kilos de temas de este calibre, y que cuentan con Juan Abarca como compositor y maestro absoluto de las aliteraciones. Si he de quedarme con una de sus canciones, hasta el 21 de marzo y a partir del 21 de junio no lo dudo: Pobre Principito.


Pero si hay un grupo que merece estar en el top 1 de este post es, sin duda, Siniestro Total, grandes iconos de la irreverencia punk y unos cachondos de mucho cuidado. Su disco 'Ante todo mucha calma' debe ser mi directo favorito con mucha diferencia. Os dejo aquí un clásico, Assumpta, esa chica tan mona que vivía en Barcelona. Y una de las primeras canciones que se aprendió el primogénito.


¿Conocéis alguna otra canción que pueda alegrarme el final de esta larga semana? Porque...

¡¡POR FIN ES VIERNES!!


Y recordad: ¡¡hay que votar para los Premios Madresfera!! ¡¡Queda poco más de una semana para que se cierren las líneas!! ¡¡Y estoy nominada a mejor blog de tecnología!! (Guiño-codazo-guiño) Ahí lo dejo...  





martes, 24 de enero de 2017

¡Nominada! (guan mor taim)

¡Ya están aquí los premios Madresfera!
¡Y un año más vuelvo a estar nominada! (Dio sabrá por qué)


Lo de que ya están aquí es una forma de decirlo, porque mientras yo estaba a por uvas, el resto de las maternoblogueras y paternoblogueros llevan prácticamente más de una semana solicitando el voto. Pero dónde están mis modales. Lo primero es lo primero: dar las gracias a Madresfera por meterse de nuevo en tamaño embolado, que tanta vidilla nos da, y a aquellos que me dieron su voto a mejor para estar entre los 25 mejores blogs de maternidad y tecnología.

Ahora necesito que os volváis a mojar, y que mojéis a vuestros colegas. Y a los colegas de vuestros colegas. Porque, sí, yo también os voy a pedir el voto y voy a colarme en vuestras carpetas de spam.

Teniendo en cuenta mi constancia escribiendo y la cantidad de seguidores que acaparan mis redes sociales sé que ganar no va a ser tarea fácil. Soy consciente de mis posibilidades, sobre todo después de ver que me 'enfrento' a temibles competidores que se han ganado su posición a golpe de post. Pero, oye, que me hacen a mí ilusión estas cosas.

Muchos pensaréis "pues para la ilusión que le hace, no se lo está currando un carajo". Correcto al 100%. Sé que no es excusa, pero he tenido una de esas semanas del infierno y no he podido sacar al Trump que hay en mi interior... hasta hoy.

Por eso estoy aquí, con algo de retraso, buscando vuestro favor.

Puedo prometer y prometo dejaros un blog transparente y libre de phising y cajas B, siempre conciliador y favorable a la educación de nuestros hijos, nuevas tecnologías mediante, y a todo aquello que huela a sano progreso y productiva evolución.

No puedo comprometerme a escribir con una periodicidad fija, pero sí os aseguro que lo voy a seguir intentando con todas mis fuerzas. ¡Yes, I can!

Por supuesto, quiero aprovechar el momento para tender la mano y crear lazos de unión y hermanamiento con los otros blogs nominados en la categoría tecnológica: Cosiendo la brecha digital; La nave del bebé; Mom and Geek; Jessica Gestoso; la última premiada IWomanish (qué pedazo de blog tienes); Mami, quién ha cogido mi Ipad; Mi mama tiene un blog; En mi humilde opinión; Mamá conectada; Padres Frikis (qué fan soy de vuestra pixelada cabecera); Una madre como tú; Mamá es bloguera; Una mamá millennial; Geeky Father; Mamá también Sabe (otra dura de pelar); Crisnasa; Mi padre es guapo y mi madre es lista; Pequetablet; Blog pedagog; Oh, soy Mamá; Siguiendo a Marta; De peques y grandes; Entre papis; y Todo el día conectados. ¡¡Suerte a todos!!

Y ya sabéis...

VOTA CIBERMADRE
¿DÓNDE?

sábado, 14 de enero de 2017

#VDLN 27: Nostalgia de pañales y chupetes

 

Éste no es un finde como otro cualquiera. Nuestro nativo digital más pequeño está empezando a dejar de ser pequeño. ¿Y por qué? Porque ha empezado la temida (voz con reverb)... ¡OPERACIÓN PAÑAL!
Por si fuera poco, parece que le ha entrado la madurez de golpe y también lleva varias noches dejando su chupete en el cajón. Así, sin que nadie le obligue. Sin inventar mentiras de que se lo llevó el viento como a María Sarmiento. Totalmente autogestionado.

Por un lado siento orgullo; por otro, un hondo pesar al ver que ya casi no me queda nada de bebé en casa (ojo, he dicho bebé, con acento en la 'e' y sin 'r' final, que ya os veo haciéndome chistes de gintonics). Miro los vídeos que le he grabado a lo largo de estos dos años y se me salta la lagrimilla nostálgica, sobre todo sabiendo que esa experiencia no se va a repetir más (no, no voy a ir a por la niña, ni a por el tercero, ni nada que se le parezca).

Me gustaría dejar aquí algo de esa nostalgia, en este Viernes (ya sábado) Dando La Nota. Y no hay mejor grupo para potenciarla que Creedence Clearwater Revival.


¿Por qué? Será por su cadencia, por su condición hippie viejuna, por esa personalidad que le imprimía la voz de John Fogerty, a veces limpia, a veces rasgada, a veces nasal, o quizás por sus riffs sesenteros... sí, ya, hay muchos como ellos. De hecho, 'Hotel California' de los Eagles pegaría muy bien en este post. Pero no, no me transmiten lo mismo que las canciones de la Creedence. Quizás sea por los recuerdos de niñez que me traen sus canciones (de los años 80, no vayáis a pensar que me concibieron en Woodstock). Mi tío nos ponía sus vinilos y nos las cantaba con su gracejo característico, inventándose la letra con su inglés macarrónico. Me pasé muchos años convencida de que 'Proud Mary' en realidad se titulaba 'Roulin'.


Hoy soy yo la que dedica estas canciones a su 'Fortuneit son', rezando para que no moje ningún pantalón más hasta que se sequen los últimos que han salido de la lavadora. ¿Las recordará con cariño? ¿Pensará en la Creedence cada vez que vaya al baño durante el resto de sus días? Sólo el tiempo lo dirá.



Por cierto, si os viene bien y os apetece, nominadme para los premios Madresfera. Yo digo que en la sección tecnológica, pero llevo una temporada que ya no sé qué pensar...
¡Feliz fin de semana a todos!