miércoles, 30 de marzo de 2016

De biotecnologías y pañales (que no cuelgan)

Estos días de Semana Santa de penitencia cibernética en el pueblo he tenido algo de tiempo para pensar en mis próximos temas para rellenar éste blog de penurias y experiencias, además de otros menesteres, como hacer rosquillas y torrijas (que ahora hay que quemar). Amasando, amasando, empecé a idear este tema, en el que quiero darle cierto protagonismo a los mundos científico y biotecnológico, en los que llevo unos cuantos años imbuída, a pesar de ser de letras y de odiar profundamente la física, la química y las matemáticas en mis tiempos mozos.

A la rica rosquilla conquense...
Hace algo más de un año me embarqué, junto a varios colegas de profesión, en una árdua aunque satisfactoria labor: la de crear la primera asociación de comunicadores de biotecnología de España, una tarea que no es precisamente fácil de compaginar con trabajo y maternidad, pero en la que tenía que estar, ya que iba a arrancar con o sin mí.

Como os decía, nunca fui mujer de ciencias. En el instituto no las soportaba, y ya en Periodismo he de reconocer que las arrinconé en el hueco más oscuro de mi cerebro. Sin embargo, en los diferentes medios en los que he ido trabajando empezaron a caerme temas sobre salud, farmacia, energía... sobre ciertos procesos que me obligaron a desenterrar aquellos conocimiento casi olvidados y, obviamente, a ampliarlos. Y, oh, sorpresa, resultó que me gustaron.

Llegué a encargarme de una sección mensual sobre biotecnología, un sector que me enganchó y del que intento no separarme, con la entera convicción de que nuestro futuro más próximo va a depender de ella en extremo. Y por eso decidí enrolarme en el barco de la AcB (Asociación Comunicadores de Biotecnología, nada tiene que ver con el baloncesto).

Sea como fuere, entre las ideas que me rondan por la cabeza para ampliar nuestras actividades está la de acercar la ciencia y la biotecnología a los más pequeños. ¿Cómo? Esa, amigos, es la pregunta a resolver. Por el momento, hago prácticas con mis muchachos, principalmente con el mayor (con la mala leche que tiene, el pequeño podría hacer explotar probetas y pipetas sólo con mirarlas). Como sabéis, Dani ha cumplido recientemente seis años, y le han regalado diversos juegos educativos de la firma portuguesa Science4you, que también tiene una pica puesta en el Parque Científico de Madrid.


Esta compañía cuenta con un largo listado de juegos educativos que van más allá de los puzzles: experimentos, montaje tecnológico, excavaciones fósiles, creación de golosinas, jabones y velas... Todo al más puro estilo QuimiCefa (que, por cierto, sigue existiendo) aunque con un catálogo más extenso y, desde mi punto de vista, más profesional. Es decir, que se plantea menos como un juego y más como un desarrollo 'adulto', dentro de la sencillez de los procedimientos, con libretos explicativos detallados con los que aprendemos, probablemente, más los mayores que los pequeños.

Aquí está nuestro Triceratops
El caso es que en estos días de vacaciones lluviosos hemos aprovechado para desenterrar los huesos perdidos de un triceratops que estaban en un mini yacimiento, picando con un martillo, un cincel y limpiando concienzudamente los restos con un pincel (no así el suelo del salón, que hemos puesto perdido de yeso). También hemos estrenado la Fábrica de los Pegamonstruos, creando para empezar huevos de tiburón y lombrices gelatinosas. Aunque hemos tenido un pequeño accidente con el cloruro de calcio y nos hemos cargado todas nuestras provisiones de un codazo (señores de Science4you, ¿cómo puedo conseguir otra ración?).

EXPERIMENTO RECORTANDO PAÑALES

Como al muchacho le ha gustado lo de disfrazarse de científico y hacer mejunjes, para rematar las vacaciones le he pedido que me ayude a poner a prueba (que no a probar) los nuevos pañales que Dodot nos ha hecho llegar a través de la comunidad Madresfera: los Dodot Activity con tubos ultra-absorbentes (de probarlos ya se está encargando Miguel).




Siguiendo los pasos aportados por la firma celulósica, hemos preparado una mesa especial como la de los anuncios de la tele (salvando las distancias) con uno de sus Activity antiguos y otro de los nuevos, con el fin de ver las diferencias entre ambos. Finalmente hemos descubierto cómo lo hace Dodot para que la nueva variedad no se le descuelgue a nuestros pequeñajos una vez alcanzado cierto peso.


Así arrancaba nuestro pequeño experimento

Lo primero que hemos hecho ha sido prepararnos para no pringarnos (demasiado) y liarla en la cocina para conseguir el famoso líquido azulón que tantas veces hemos visto en los anuncios de pañales y compresas. Dos cuencos, uno para cada pañal, equivalentes a una noche de pises de Miguel.


Igual nos hemos pasado un poco con las 'precauciones', pero al muchacho le hacía ilusión ponerse las gafas y la mascarilla







Y allá vamos, dispuestos a cargarnos medio ajuar



Esperamos tres minutos y, con los bordes del empapador, hicimos (bastante) presión sobre las zonas mojadas de ambos pañales para observar qué diferencias había en lo referente a absorción. Los resultados fueron muy similares en ambos casos: prácticamente no había sensación de humedad.




La gran diferencia se observa en el interior del nuevo modelo, que en vez de tener un único compartimento de material absorbente cuenta con tres zonas mucho más sujetas que se reparten líquido y, por tanto, el peso. Así se pueden evitar esas incómodas situaciones en las que un pañal cargado hasta los topes le llega a nuestros peques hasta las rodillas, dificultando sus movimientos y permitiendo escapes.



Y hasta aquí el experimento pañalero. Por cierto, si en algún momento tenéis que enfrentaros a la prueba del colorante para celulosa procurad calzaros unos guantes, no os vaya a pasar como a mí, que le he puesto todas las protecciones a Daniel y yo me he quedado así...

Ya os avisaré cuando mi mano vuelva a su ser...

sábado, 19 de marzo de 2016

Viernes Dando La Nota #13: Bye Bye, We Rock

Estoy triste y desolada. Madrid acaba de perder, de nuevo, su templo del metal. A lo largo de la historia se ha erigido con nombres diversos: Canciller, Excalibur... y ahora We Rock, una discoteca/sala de conciertos con una decoración de bastante buen gusto, sonido impecable y cubatas decentes, localizada en pleno centro de la capital y que no cerraba hasta altas horas de la madrugada.

Yo no era una asidua, la maternidad te limita mucho, pero en esas escapadas de conciertos findesemaneros con los colegas siempre intentaba acabar allí la noche, era un valor seguro. Sin embargo, la semana pasada tuvo que cerrar sus puertas. No por falta de clientela, al parecer el negocio funcionaba bien, sino porque sus fundadores se quedaron sin local. Sea como fuere, los 'melenudos' madrileños hemos perdido otro punto de encuentro (y en breve nos quedaremos sin el TNT, otro emblemático local de la zona de Argüelles).

Sirva de homenaje este #VDLN con la canción que le dio nombre: We Rock, del maestro Ronnie James Dio, ese 'duendecillo' del metal que se pasó más de dos tercios de su vida sobre un escenario y detrás de un micrófono, dejando su impronta en grandes grupos como Rainbow o Black Sabbath... hasta que un cáncer se lo llevó en mayo de 2010.


Como no hay vídeo oficial, dejo un directo que, aunque con la imagen desacompasada, tiene buen sonido. Viéndolo me he acordado del único concierto que pude disfrutar de este pequeño gran hombre: año 2002-03, en la gira de su disco Killing the dragon, sala Macumba de Madrid (hoy también cerrada, qué penica). Mientras hacíamos cola, Dio hizo acto de presencia y nos saludó a todos afablemente. Era un abuelillo de unos 60 años, pequeño, delgado y encorvado, con sus largos rizos al viento y una sonrisa en la cara. Muy poquita cosa así a primera vista.

Pero luego llegó el momento de verle sobre el escenario. El viejo pequeño y delgado se transfiguró en la estrella de rock, con una presencia tal que parecía haber crecido sobre las tablas. Y es que allí estaba la voz del Hombre sobre la Montaña plateada, el que le deseaba larga vida al rock and roll, el que tendía hilos entre el cielo y el infierno con su Heaven and Hell. Era imposible que pasara desapercibido. Y no sólo eso, brilló con luz propia con un trabajo impecable y una elegancia sin igual.


No pude volver a verle. El año que nació Dani estaba programado un concierto de Heaven and Hell (los Black Sabbath sin Ozzy y con Dio) en un festival español. Tenía muchísimas ganas de asistir al evento y era mi intención escaparme entre toma y toma del pequeño retoño, lo tenía decidido. Pero no llegó. El tratamiento al que se había sometido no había sido eficaz y el cáncer se lo llevó antes de que llegase la fecha en cuestión.

Entre los muchos homenajes que se le han rendido desde entonces está la apertura de la sala madrileña que acaba de cerrar sus puertas, cuyo nombre y espíritu estaban estrechamente conectados con los del vocalista estadounidense. Ojalá pronto pueda reabrir en otro local. Ojalá esto sea un 'to be continued' en toda regla...

¡¡FELIZ FINDE A TODOS!!

miércoles, 2 de marzo de 2016

En conexión con nuestros hijos

Gracias a Cata, de Mamá también sabe, y a Sonia, de Urban&Mom, mi mediano y yo asistimos hace unas semanas al I Encuentro de Familias Digitales Niños conectados, ¿padres desconectados?, organizado por Telefónica y su plataforma Familia Digital. Mientras Dani se iba a disfrutar de unos talleres diseñados para su franja de edad, los papás tuvimos la oportunidad de intercambiar pareceres en cuanto a la educación de nuestros hijos (y, por qué no decirlo, de nosotros mismos) en lo referente a las nuevas tecnologías de la comunicación.

Aunque no me pude quedar a todo el evento (los cumples en un parque de bolas siempre son prioridad, you know), tuve tiempo de escuchar a un grande de la salud digital: Guillermo Cánovas, director del Centro de Seguridad en Internet para los menores en España, integrado en el Safer Internet Programme de la Comisión Europea, y muchos otros cargos relacionados con la seguridad de la infancia y adolescencia en la red de redes, además de autor del libro Cariño, he conectado a los niños que espero poder leerme en breve.

Éste nos marcó una serie de pautas a tener en cuenta para que la relación de nuestros hijos con móviles, tabletas y ordenadores sean lo más sanas posibles. Muchos aspectos que voy a resumir en este post pero que me gustaría analizar y desarrollar con mayor detalle en otros sucesivos de forma individual, para no soltaros un rollo del copón que nadie se quiera leer. Ya se sabe, las pequeñas dosis son mucho más efectivas.

Guillermo Cánovas durante su conferencia (foto 'robada' a Urban&Mom, las mías son todas horribles)

Cánovas nos dejó claro que las nuevas tecnologías no son negativas y que hay que trabajar con ellas: "Los jóvenes que no sepan utilizarlas no van a poder competir en el mundo. Hay que tener en cuenta que el 99% de la información que genera la humanidad día a día está digitalizada", advirtió. Lo importante es saber transmitirles a nuestros hijos cuándo deben dejarlas a un lado y, por supuesto, predicar con el ejemplo: apagar el teléfono por la noche, no estar pendiente de la pantalla en las horas de la comida, etc.

Desde su experiencia, hay varias vías de trabajo imprescindibles que no se pueden obviar: evitar problemas físicos, por ejemplo, corrigiendo posturas como tener la cabeza agachada de forma constante para mirar el móvil; observar e investigar el impacto de las nuevas tecnologías en los procesos cognitivos, un aspecto que todavía está en pañales y del que no habrá conclusiones hasta que los llamados 'nativos digitales' sean mayores; o los desórdenes de adicción, cada vez más frecuentes.

También hay otras líneas importantes, como la de saber preparar a nuestros hijos para abordar el exceso de datos (también llamado 'infoxicación') que van a encontrarse en la red. "Cada dos días generamos la información que la humanidad nos ha dejado en 5.000 años", calcula Guillermo Cánovas. Y, por supuesto, es imprescindible saber enseñarles a moverse y a comportarse por las redes y juegos sociales. "No hay que esperar a que tengan 14 años para que puedan tener Instagram, a esa edad ya son prácticamente ingobernables. Hay que empezar a trabajar con ellos antes". Con todo y con eso, la supervisión de los padres es fundamental, desde su punto de vista, sobre todo para detectar problemas lo antes posible y cortar de raíz todo aquello que merme la seguridad de los menores. "Lo ideal es que empiecen a moverse no con un smartphone propio, sino con el de sus progenitores", aconsejó.

De esta manera, no sólo se pueden controlar los contenidos, también el tiempo que se le dedica a las nuevas tecnologías. "Nunca hay que permitir que sustituya a otras actividades de su vida cotidiana, el niño debe seguir haciendo su vida normal".

Además de la charla de Cánovas, también participó en la jornada María José Cantarino, jefa de Innovación Sostenible de Telefónica, que nos presentó a Pilar y su Celular, una miniserie de dibujos animados desarrollado por el gigante TIC y la plataforma Pantallas Amigas para potenciar el uso responsable del móvil, y que puede ser muy educativo tanto para nuestros hijos como para nosotros mismos. Aquí os dejo el primer capítulo:




LO QUE ME PERDÍ
Aunque no estuve, he estado oteando el hashtag #SoyFamiliaDigital y lo que se ha comentado en otros blogs lo que dio de sí la jornada tras mi marcha. José Luis Encinar, jefe de Producto y Comercialización de Servicios de Telefónica, aprovechó para explicar en funcionamiento del servicio Movistar Protege, para supervisar la actividad de los niños en internet y establecer límites en su uso. De hecho, se sortearon varios paquetes de este tipo y, por lo que me han tuiteado, alguno me tocó y perdí por no estar presente (para una vez que me toca algo... c'est la vie)

También se celebró una mesa redonda llamada En familia: la tecnología como invitada o intrusa, en la que participaron Susana García, de Mi mamá tiene un blog, Fernando Álvarez, de Las historias de papa Lobo, y dos invitados fundamentales para darle sentido al debate: Inés y Nicolás, dos chavales de 12 años que dieron su punto de vista generacional. Los menores comentaron que llevan una vida activa en redes sociales y que, en sus casos concretos, sus padres controlan habitualmente a seguidores y amigos, las imágenes que hacen y los textos que publican.

Por su parte, los papás blogueros presentes en la mesa compartieron experiencias y lamentos, como que cada día es más difícil hablar cara a cara con los jóvenes y más fácil que te escuchen si les mandas la información por whatsapp. Y también, que los padres debemos predicar con el ejemplo, como dejar a un lado el móvil en las horas de las comidas, o apagar la tableta cuando alguien (como, por ejemplo, un hijo) requiere nuestra atención.


 MIENTRAS TANTO, LOS NIÑOS...
Se lo pasaron teta. Los mayores con un taller de fotografía digital, y los pequeños con un cuentacuentos que giraba en torno a la historia La gran decisión de Digipato, escrita por Lindsay Buck e ilustrada por Ciara Flood para Childnet International. Su protagonista es un joven pato que participa con sus amigos en una red social muy especial y que está a punto de liarla parda por mandar una foto inapropiada de uno de ellos. Si estáis interesados en leerlo, pinchad en el título y podréis otearlo online.

Además, tuvieron la oportunidad de ver la película Los Boxtrolls que, por cierto, todavía tengo pendiente...

Hasta aquí el resumen. Espero poder escribir pronto, punto por punto, sobre las ideas que fueron surgiendo esa mañana, principalmente de la ponencia de Guillermo Cánovas, realmente enriquecedora. Y recordad que las nuevas tecnologías, en su justa medida, son aliadas en la educación de nuestros hijos. Sólo hay que saber hacer un uso responsable de ellas.