El último mes está siendo agotador, tenemos una agenda que ni los ministros. Y no me refiero a la mía, que no está demasiado saturada, sino a la de los peques: cumpleaños, excursiones, fiestas del cole y guarde, actividades diversas... He tenido que crear un Google Calendar de proporciones gigantes porque en los casilleros del mes a veces no me caben todos los eventos. Y consultarlo en el móvil es aún peor, hay tantos puntitos en cada hueco diario que parece un almanaque flamenco.
Y como yo, el resto de colegas con niños. "¿Quedamos? No, que tengo bautizo. Y yo boda. Y yo comunión. Y yo viaje. Y yo médico....". Y así un largo etcétera que ha retrasado una merendola que llevo semanas queriendo realizar.
Hace más o menos un mes nos mandaron las nuevas variedades de la leche Nestlé Junior Crecimiento, un producto indicado a partir de los 12 meses, cargado de
vitaminas y minerales adecuados para el crecimiento de nuestros enanos. En concreto eran de sabor Cereales y sabor Galleta, además de un pack de tres minibriks individuales de su sabor Original, para que nuestro pequeño Miguel, de 18 meses, la probara en compañía de amigos y familiares. Pero, claro, había que cuadrar agendas, una misión casi imposible.
El típico dicho de 'aquí te pillo, aquí te mato' ha sido de lo más socorrido para lograr el objetivo. Con los minibriks fue muy sencillo: a la salida de la guarde nos juntamos en el parque un ratito y los peques pudieron disfrutar de una merienda improvisada entre columpios y toboganes. Les debió gustar, porque se la tomaron en un plis plas, junto con un buen montón de galletas. A las mamás les pareció una idea muy cómoda para llevar y poder alternar los típicos zumos y batidos por una opción más nutritiva.
Pocos días después hicimos en casa una reunión improvisada con un par de vecinos de la misma edad del pequeño Miguel, a los que les dimos a probar la variedad de sabor Galleta. En general tuvo buena aceptación, aunque su carácter denso no pareció hacer mucha gracia a uno de nuestros invitados. El otro se llevó a su casa un brik de la versión de Cereales, con la que ha desayunado felizmente en los últimos días.
Pero yo tenía en mente una gran merendola con mis sobrinas, que acaban de cumplir un año. Y ahí la cierta lejanía que nos separa complicó bastante el asunto. Pero, por fin, hoy hemos podido juntarnos, curiosamente para celebrar el primer cumple de la más pequeña (y no vayáis a creer que superó sus 12 meses ayer, precisamente). Con la casa llena de tíos y primos pudimos conseguir que nuestros peques más peques brindasen a la salud de su prima con Nestlé Junior Crecimiento sabor Galleta, mojando tarta y gusanitos al estilo 'puño hasta el fondo del vaso'... rico rico.
A pesar de su textura densa, casi cercana a la de una papilla de cereales, tiene un regustillo dulce que a los peques les suele gustar. Es un producto con un precio relativamente elevado y, según la marca, está más adaptada que la leche de vaca para el desarrollo y el crecimiento de los niños de 1 a 3 años: aporta el 81% del hierro que necesita diariamente, ayudando a un desarrollo cognitivo normal, y contiene 13 vitaminas y zinc para ayudarles a crecer.
No obstante, su base es la leche de continuación, mientras que los pediatras suelen recomendar que a partir del año los niños tomen leche entera de vaca. De hecho, ninguno de los pediatras que han visto a mis hijos me ha recomendado (ni me ha desaconsejado) nunca las leches de crecimiento. En cualquier caso, puede ser un buen instrumento para que los peques que son más reacios a los lácteos tomen sus dos vasos diarios.
¿Y vosotros, habéis probado alguna vez productos de este tipo? ¿Qué resultados habéis obtenido?
domingo, 19 de junio de 2016
viernes, 10 de junio de 2016
Viernes Dando La Nota #17: De mayor quiero ser hombre florero
Hace unos días debuté como tertuliana en el espacio que Amos de Casa tiene los jueves en el programa radiofónico matinal 'Hoy en Madrid', de Onda Madrid, presentado por Ely del Valle. Allí nos "enfrentamos" dos hombres dedicados a Sus Labores a tiempo parcial y dos autónomas de las que trabajamos desde casa también a tiempo parcial.
En concreto estábamos en la mesa: Amaia Fernández de Piojitos y Bollitos, psicopedagoga y mamá de dos niños que prácticamente cría ella sola por el trabajo de su marido; Víctor Sánchez, responsable de #siloshombreshablasen y padre separado con la custodia de sus dos criaturas (sí, en serio, existen); y Pedro Caballero, artífice de Amos de Casa y anfitrión de la jornada, encargado de su casa y de la crianza de sus tres hijos (¡que sí que existen!).
Precisamente el tema a tratar era el de si el AMO de casa está valorado por la sociedad: ¿lo consideramos una persona normal o un bicho raro? ¿Atiende a los grupos de WhatsApp escolares? ¿Es un gañán de las tareas domésticas? ¿Se siente despreciado por los corrillos de madres de la puerta del colegio? A estas y otras preguntas se contestaron en el programa que podéis escuchar aquí.
El caso es que mientras preparaba mi intervención radiofónica se me venían a la mente ráfagas de canciones dedicadas a la llamada de forma despectiva Mujer Florero. Sobre todo la que Ella Baila Sola nos dejaba en su primer disco de nombre homónimo en 1996.
Pero no nos desviemos del tema. No pretendo con este post convertir al varón en Hombre Florero, sino divagar sobre lo que dio de sí aquel debate que, en el fondo, no fue tal, puesto que ambas partes coincidíamos en que ni las tareas domésticas ni la crianza de los hijos son cosa de mujeres.
En realidad es cuestión de enseñanza y aprendizaje, no hay más que ver cómo el costumbrismo social sigue convirtiendo a la mujer en principal receptora de las técnicas maternales sobre cocina, costura, limpieza y demás aspectos asociados al rol del ama de casa. Sin embargo, en el momento en que la mujer salió del entorno doméstico para trabajar las tornas empezaron a cambiar.
Un par de generaciones después de aquel momento hemos empezado a darnos cuenta de que si queremos que el panorama cambie debemos inculcarle a nuestros hijos e hijas que en casa somos un equipo y que todos por igual debemos arrimar el hombro en casa en la medida de nuestras posibilidades. Sólo así conseguiremos la verdadera igualdad.
¿Y cuándo sabremos que ese momento ha llegado? Probablemente cuando la expresión 'ama de casa' no vuelva a materializarse en nuestros cerebros y en los corrillos del colegio haya hombres y mujeres por igual.
En concreto estábamos en la mesa: Amaia Fernández de Piojitos y Bollitos, psicopedagoga y mamá de dos niños que prácticamente cría ella sola por el trabajo de su marido; Víctor Sánchez, responsable de #siloshombreshablasen y padre separado con la custodia de sus dos criaturas (sí, en serio, existen); y Pedro Caballero, artífice de Amos de Casa y anfitrión de la jornada, encargado de su casa y de la crianza de sus tres hijos (¡que sí que existen!).
Precisamente el tema a tratar era el de si el AMO de casa está valorado por la sociedad: ¿lo consideramos una persona normal o un bicho raro? ¿Atiende a los grupos de WhatsApp escolares? ¿Es un gañán de las tareas domésticas? ¿Se siente despreciado por los corrillos de madres de la puerta del colegio? A estas y otras preguntas se contestaron en el programa que podéis escuchar aquí.
El caso es que mientras preparaba mi intervención radiofónica se me venían a la mente ráfagas de canciones dedicadas a la llamada de forma despectiva Mujer Florero. Sobre todo la que Ella Baila Sola nos dejaba en su primer disco de nombre homónimo en 1996.
A pesar de mi afinidad con el metal, las voces complementarias de Marta y Marilia siempre me gustaron y su temprana separación me dio hasta pena. Por separado perdieron todo su sex appeal musical.
Otra mítica que ha resonado en mi cerebro durante varios días fue la sintonía del programa televisivo de cocina 'Con las Manos en la Masa'. Una canción que deja claro quién era la que cocinaba en casa en aquella época y quién cambiaba el menú cuando volvía del trabajo porque le salía de los... mismísimos.
Pero no nos desviemos del tema. No pretendo con este post convertir al varón en Hombre Florero, sino divagar sobre lo que dio de sí aquel debate que, en el fondo, no fue tal, puesto que ambas partes coincidíamos en que ni las tareas domésticas ni la crianza de los hijos son cosa de mujeres.
En realidad es cuestión de enseñanza y aprendizaje, no hay más que ver cómo el costumbrismo social sigue convirtiendo a la mujer en principal receptora de las técnicas maternales sobre cocina, costura, limpieza y demás aspectos asociados al rol del ama de casa. Sin embargo, en el momento en que la mujer salió del entorno doméstico para trabajar las tornas empezaron a cambiar.
Un par de generaciones después de aquel momento hemos empezado a darnos cuenta de que si queremos que el panorama cambie debemos inculcarle a nuestros hijos e hijas que en casa somos un equipo y que todos por igual debemos arrimar el hombro en casa en la medida de nuestras posibilidades. Sólo así conseguiremos la verdadera igualdad.
¿Y cuándo sabremos que ese momento ha llegado? Probablemente cuando la expresión 'ama de casa' no vuelva a materializarse en nuestros cerebros y en los corrillos del colegio haya hombres y mujeres por igual.
¡FELIZ FIN DE SEMANA!
jueves, 2 de junio de 2016
La orla
En los últimos días he estado pensando en lo mucho que han tenido que reinventarse los profesionales fotográficos con la tecnología digital. Sobre todo para hacer frente a la competencia desleal del amateur que se cree capaz de crear imágenes de calidad con un móvil, una cámara compacta, una bridge, una reflex de andar por casa... eso y un programa de retoque. El arte de la fotografía ha sufrido un atentado a mano armada y, lo peor, es que yo soy la primera que lo ha perpetrado.
"¿Por qué?", os preguntaréis. Pues porque me ha tocado hacer LA ORLA de los peques que este año acaban infantil en el cole, entre los que está mi hijo mayor. Bueno en realidad no me ha tocado, para ser justos habría que decir que me la he adjudicado. ¿Recordáis aquello que os comentaba en el post del Networking sobre todos los berenjenales en los que tiendo a meterme? Como tenía pocos, también me infiltré en el grupo organizador de la graduación.
Junto con otras dos mamás, hemos sacado y retocado más de 100 fotos (profes y niños con birrete y sin birrete) y he revivido mis tiempos mozos de maquetadora silueteando flecos, pelos rizados y demás elementos que han convertido la realización de LA ORLA en un espectáculo de circo, en el que el 'más difícil todavía' llega cuando el 90% de las madres te pide en tropel vía WhatsApp que le pases las fotos de sus churumbeles.
Pensaréis: "Esta tía es masoca, o no sabe que existen empresas que te hacen estas cosas". Ni lo uno ni lo otro (bueno, lo primero un poco sí). Os pongo en antecedentes: estamos en un colegio público en el que los papás gestionamos un fondo común de dinero a través de una cooperativa para sufragar los gastos de material que necesitan las profes para llevar a cabo sus clases: pinturas, pegamento, fotocopias, papel maché...
Con 30 euros anuales solventamos todo. El caso es que con lo que ha sobrado de los tres años de infantil tenemos que pagar los gastos de la graduación: decoración, birretes, bandas... y las orlas de todos los niños y profesores, intentando evitar pedirle más dinero a los padres, ya que no todos se lo pueden permitir. Por supuesto, ese fondo no da para contratar a nadie, así que la cibermamá (ex) maquetadora ha tenido que buscar una solución barata y relativamente desleal para el sector fotográfico en los oscuros rincones de la red de redes.
Para ajustarnos al presupuestos hemos optado por una empresa de montaje de orlas online (igualito igualito que en la época del carrete de 24, ¿eh?) con la que se puede conseguir un producto muy aceptable por menos de 3 euros la unidad. Por si os fuese de utilidad, os dejo aquí algunas de las empresas que hemos sopesado:
ORLAONLINE: Esta ha sido la opción ganadora. Se trata de una empresa localizada en Jerez de la Frontera que se pasa tu diseño a PDF y te manda las copias que le pidas en poco más de una semana: en DinA4 o DinA3, en papel fotográfico o cartulina estucada, con packs de fotos de carnet, de cartera... Tienen un montón de plantillas para elegir y es tremendamente intuitiva y fácil de usar. Lo único que hay que hacer es acoplar las fotos que tú saques a la maqueta que ellos proponen.
Otro de sus grandes pros es que permite descargar de golpe todas las imágenes para la orla y colocarlas sobre la marcha. Y no te obliga a ponerle apellidos a los protagonistas de la foto. El precio mínimo es de 2 euros para una orla en A4 con 6 euros de gastos de envío (aunque si sobrepasas los 60 euros de pedido, los gastos de envío son gratis).
ORLA INTERACTIVA: Tiene tipografías más 'exóticas' y diseños más clásicos, aunque el listado es mucho más pequeño y menos flexible que en el caso anteior. Además, sale más caro: el precio mínimo son casi 3 euros por unidad. Por otra parte, hay que meter las fotos una por una y no parece dejarte opción a poner sólo el nombre del alumno: es obligatorio meter, por lo menos, un apellido. Un rollo, vamos. Eso sí, lo compensan con envíos rápidos en menos de 48 horas.
ORLAS INFANTILES: Otro concepto de orla que a mí, personalmente, me horripila pero que hasta cierto punto es original: Frozen, Pinocho, UP... hay un montón de opciones y temáticas e, incluso, te diseñan tu propio fondo si no te encaja ninguno de los que tienen. En este caso no es el internauta el que maneja el cotarro: sólo mandas las fotos, pides una plantilla y ellos te lo montan y envían. Los precios no están estandarizados, se los da la empresa a cada cliente a medida, pero todo apunta a que serán más caros que las opciones anteriores.
"¿Por qué?", os preguntaréis. Pues porque me ha tocado hacer LA ORLA de los peques que este año acaban infantil en el cole, entre los que está mi hijo mayor. Bueno en realidad no me ha tocado, para ser justos habría que decir que me la he adjudicado. ¿Recordáis aquello que os comentaba en el post del Networking sobre todos los berenjenales en los que tiendo a meterme? Como tenía pocos, también me infiltré en el grupo organizador de la graduación.
Junto con otras dos mamás, hemos sacado y retocado más de 100 fotos (profes y niños con birrete y sin birrete) y he revivido mis tiempos mozos de maquetadora silueteando flecos, pelos rizados y demás elementos que han convertido la realización de LA ORLA en un espectáculo de circo, en el que el 'más difícil todavía' llega cuando el 90% de las madres te pide en tropel vía WhatsApp que le pases las fotos de sus churumbeles.
Ya, ya sé que no me he curado mucho el fotomontaje, pero no me daban los ojos para más |
Pensaréis: "Esta tía es masoca, o no sabe que existen empresas que te hacen estas cosas". Ni lo uno ni lo otro (bueno, lo primero un poco sí). Os pongo en antecedentes: estamos en un colegio público en el que los papás gestionamos un fondo común de dinero a través de una cooperativa para sufragar los gastos de material que necesitan las profes para llevar a cabo sus clases: pinturas, pegamento, fotocopias, papel maché...
Con 30 euros anuales solventamos todo. El caso es que con lo que ha sobrado de los tres años de infantil tenemos que pagar los gastos de la graduación: decoración, birretes, bandas... y las orlas de todos los niños y profesores, intentando evitar pedirle más dinero a los padres, ya que no todos se lo pueden permitir. Por supuesto, ese fondo no da para contratar a nadie, así que la cibermamá (ex) maquetadora ha tenido que buscar una solución barata y relativamente desleal para el sector fotográfico en los oscuros rincones de la red de redes.
Para ajustarnos al presupuestos hemos optado por una empresa de montaje de orlas online (igualito igualito que en la época del carrete de 24, ¿eh?) con la que se puede conseguir un producto muy aceptable por menos de 3 euros la unidad. Por si os fuese de utilidad, os dejo aquí algunas de las empresas que hemos sopesado:
ORLAONLINE: Esta ha sido la opción ganadora. Se trata de una empresa localizada en Jerez de la Frontera que se pasa tu diseño a PDF y te manda las copias que le pidas en poco más de una semana: en DinA4 o DinA3, en papel fotográfico o cartulina estucada, con packs de fotos de carnet, de cartera... Tienen un montón de plantillas para elegir y es tremendamente intuitiva y fácil de usar. Lo único que hay que hacer es acoplar las fotos que tú saques a la maqueta que ellos proponen.
Otro de sus grandes pros es que permite descargar de golpe todas las imágenes para la orla y colocarlas sobre la marcha. Y no te obliga a ponerle apellidos a los protagonistas de la foto. El precio mínimo es de 2 euros para una orla en A4 con 6 euros de gastos de envío (aunque si sobrepasas los 60 euros de pedido, los gastos de envío son gratis).
Pantallazo de OrlaOnline |
ORLA INTERACTIVA: Tiene tipografías más 'exóticas' y diseños más clásicos, aunque el listado es mucho más pequeño y menos flexible que en el caso anteior. Además, sale más caro: el precio mínimo son casi 3 euros por unidad. Por otra parte, hay que meter las fotos una por una y no parece dejarte opción a poner sólo el nombre del alumno: es obligatorio meter, por lo menos, un apellido. Un rollo, vamos. Eso sí, lo compensan con envíos rápidos en menos de 48 horas.
Pantallazo de Orla Interactiva |
¿Y vosotros? ¿Habéis usado alguna vez
aplicaciones web como éstas?
¡Contadnos vuestra experiencia!
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