Hace algunas semanas la oficina estadística de la UE, Eurostat, nos daba la 'estupenda' noticia de que éramos, un año más, líderes en fracaso escolar, con una tasa de casi el 22% de jóvenes de entre 18 y 24 años que han abandonado sus estudios prematuramente, habiendo completado, como mucho, el primer ciclo de secundaria. Y aunque hemos conseguido rebajar la cifra, todavía duplicamos la media comunitaria (11,1%). Algo escalofriante.
¿A qué se debe este horrendo panorama? Supongo que ver ganar sueldos astronómicos a futbolistas y pseudofamosillos sin formación, infinitamente más amplios que los de médicos, científicos o ingenieros y mucho menos sufridos, no ayuda mucho. Aunque tanto padres como profesores coinciden en que una de las grandes causantes de esta lacra es la falta de motivación.
Una acertada caricatura de www.e-faro.info
¿Qué hacer para animarles a seguir? Pues dejar volar la imaginación. Porque aquel mítico "¿no quieres estudiar? Pues ponte a trabajar para saber lo duro que es ganarse el pan" es inútil cuando hay más de un 50% de paro juvenil.
Entre las imaginativas iniciativas que van apareciendo está el Savia Fest, I Festival Escolar de Micropelículas en Instagram, creado por la editorial SM y que va dirigido a profesores y alumnos de Educación Secundaria. Una acción que tiene como objetivo que los jóvenes demuestren de manera creativa lo que aprenden en el aula, a través de una pequeña historia de 15 segundos, y que los profesores se acerquen un poco más al mundo de las redes sociales, un universo en el que sus alumnos son auténticos maestros.
Las grabaciones, que pueden hacerse desde cualquier smartphone o tablet, deben hablar del valor de alguna de las asignaturas habituales (matemáticas, lengua, historia...) en la vida cotidiana. Una vez grabadas y editadas, deberán subirse a Instagram identificandolas con dos hashtags: uno común, #SaviaFEST, y otro que dependerá de la categoría a la que se presente: Mejor Adaptación (#peliadaptada); Mejor Musical (#musical); Mejor Película de Animación (#pelideanimación); y Mejor Película de Acción (#pelideacción).
La fecha tope para colgar las microhistorias en Instagram es el 12 de junio. Los centros pueden publicar tantas grabaciones como quieran y cada mes los cinco vídeos más votados recibirán como premio entradas gratis para el cine. Aquí tenéis uno de los más de 600 ejemplos participantes que ya rondan por la red.
Para participar en el concurso es imprescindible que en las micropelículas aparezca la imagen de una claqueta que SM está proporcionando a los centros educativos que quieren participar. Puede solicitarse en smsavia@mmbbgroup.com o llamando a los teléfonos 902 121 323 y 91 208 04 03.Una vez concluido el plazo se seleccionarán tres vídeos finalistas por cada categoría. Éstos optarán a diversos premios que se entregarán en una gala de las de alfombra roja (perdón, verde, como la marea educativa) y que pueden consultarse en la web del concurso.
Así que, ya sabéis, cuando vuestros muchachos os digan por enésima vez aquello de que "mamá, esto de estudiar es un súper rollo", sacad la cámara y contestad: ¡¡SILENCIO, SE RUEDA!!
Nuestro benjamín acaba de cumplir seis meses, una etapa dulce y alegre que, no obstante, trae consigo el horror musical de la repetición hasta la extenuación. El pequeño Miguel adora El barquito de cáscara de nuez y los Cinco Lobitos y nos lo hace saber cada vez que llega la hora de comer, de dormir, de ponerse perrón al filo de la media tarde... Al final del día, cuando todos ya duermen, las melodías siguen pasando por mi cabeza como en bucle, y si no me fuese yo también a la cama, mis neuronas seguramente cortocircuitarían.
En casa tenemos unos gustos musicales un tanto peculiares. A pesar de mi aspecto de madre coraje, la mitad del día en chándal, la otra mitad en plan 'casual' (casualmente hoy me ha dado por arreglarme un poco porque tenía una reunión), mi corazón late a ritmo de metal: a veces con la cadencia de For whom the bell tools, otras con la velocidad imparable de I want out.
Sí, así soy yo (vía paraelwhatsapp.com)
De hecho, para disgusto de mi madre, tuve una temporada de heavy reportera en la que mi vida giraba en torno a melenudos de todas las nacionalidades, conciertos, festivales, presentaciones de discos... un trabajo de ensueño para cualquier amante del género (aunque nada agradecido en lo referente a sueldo) al que tuve que renunciar en cuanto nació nuestro primer churumbel.
Ni mamá ni papá han tenido mucho tiempo para conciertos (ni para el ocio en general) desde entonces, y cuando lo tienen prefieren pagar su entrada para disfrutar al 100% sin tener que cargar con libretas y cámaras. Dicho esto, desde aquí quiero expresar mi más sincera admiración y mandar apoyo a todos esos papás (mamás no conozco ninguna, digo yo que alguna habrá) que resisten currando diariamente en el mundo del rock y del metal y son capaces de conciliar: Fernando Galicia, musicólogo y escritor a punto de convertirse en todo un ¡Master! ¡Master! del universo heavyrockero; David Esquitino y su Red, Hard n Heavy; Juan Destroyer, siempre al pie del cañón en MariskalRock y La Heavy (la antigua Heavy Rock); Roberto Cappa, batería de Delirium y Dark Moor, entre otras bandas; Juan Olmos, cantante de Antigua, compositor y regente del estudio de grabación OlmoStudio; Juanma Rodríguez, que viaja cada dos por tres de gira fotográfica para sacarle fotos a melenudos varios... qué envidia me dais a veces, muchachos.
Ahora, mi trabajo en este campo se ciñe en conseguir arrastrar a mis pequeños vástagos a este 'lado oscuro' del mundo musical para evitarnos largos viajes a base de 'Cantaleches' y que el día de mañana sea más fácil programar tanto las escapadas familiares de ocio como la selección de discos de casa.
Por el momento, al mayor ya le hemos captado para la causa, y tan pronto te canta I was made for lovin you de Kiss como Rock you like a hurricane de los Scorpions. No teme al bueno de Eddie, la 'dulce' mascota de Iron Maiden, puesto que lo conoce desde que nació, ni a Snaggletooth, buque insignia de Motörhead, a la que un buen día decidió llamar 'Paquito'.
Snaggletooth (alias 'Paquito') y Eddie no faltan en nuestras paredes
Claro que, como buen niño, alucina con los vídeos de Michael Jackson (igual que nosotros antaño), a pesar de que sigue necesitando que alguien le tape los ojos cuando sale el hombre lobo de Thriller. Y es capaz de mezclarlo todo con las socorridas letras de Rafaella Carrá (¡Qué dolor! ¡Qué dolor!), de los Village People, de Bonnie M, de Zapato Veloz y del inconfundible Emilio Aragón (¡Ala mamá! ¡Como el del Señor de los Anillos!).
¿Cuál es el truco? Si queréis que vuestros peques cambien el chip, buscad canciones fáciles de aprender, repetitivas: Highway to hell, Smoke on the water, I love rock'n'roll, My Sharona... e intercaladselas con las suyas: las que les ponen en el cole o en la guardería; las de la tortura cantajueguil; los incombustibles Miliki, Fofo y compañía, o Enrique y Ana, que os traerán grandes recuerdos. Por otra parte, ponedles vídeos llamativos, cargados de magia y de color. Pueden ser de mucha ayuda las versiones que corren por la red de los Muppets, como ésta del Bohemian Rhapsody de Queen:
Y nunca dejéis de lado la música clásica, es la base de todo lo que escuchamos ahora. Pero no se la metáis con calzador, buscad siempre algo lúdico con lo que engancharles: una obra de teatro, un juego como el de las sillas musicales o series de dibujos, como la de los Little Einsteins, con la que se volverán un poco 'marisabidillos' pero que les dará las primeras pautas generales del mundo de la música y el arte.
Sé que a veces supone una tortura china oír diez veces seguidas Juan Pequeño Baila, pero no le neguéis a vuestros peques las canciones que les gustan, los gustos se pueden redireccionar (al menos durante los primeros años) y marcar unas listas de reproducción aptas para todos los públicos. Por favor, no dejéis de ponerles música a pesar de lo que diga el ministro Wert y esa ley magnífica que ha dilapidado las corcheas de la Educación Primaria, porque es y será gran parte de nuestra vida.
NOTA: Si eres un flipado de Dream Theater te toca esperar, tanto virtuosismo puede llegar a aburrirles.
¿Y vuestros peques? ¿Qué escuchan? ¿Con qué os torturan? ¿Cómo les habéis arrastrado al lado oscuro?