lunes, 18 de mayo de 2015

Metal Child

Nuestro benjamín acaba de cumplir seis meses, una etapa dulce y alegre que, no obstante, trae consigo el horror musical de la repetición hasta la extenuación. El pequeño Miguel adora El barquito de cáscara de nuez y los Cinco Lobitos y nos lo hace saber cada vez que llega la hora de comer, de dormir, de ponerse perrón al filo de la media tarde... Al final del día, cuando todos ya duermen, las melodías siguen pasando por mi cabeza como en bucle, y si no me fuese yo también a la cama, mis neuronas seguramente cortocircuitarían.

En casa tenemos unos gustos musicales un tanto peculiares. A pesar de mi aspecto de madre coraje, la mitad del día en chándal, la otra mitad en plan 'casual' (casualmente hoy me ha dado por arreglarme un poco porque tenía una reunión), mi corazón late a ritmo de metal: a veces con la cadencia de For whom the bell tools, otras con la velocidad imparable de I want out.

Sí, así soy yo (vía paraelwhatsapp.com)



De hecho, para disgusto de mi madre, tuve una temporada de heavy reportera en la que mi vida giraba en torno a melenudos de todas las nacionalidades, conciertos, festivales, presentaciones de discos... un trabajo de ensueño para cualquier amante del género (aunque nada agradecido en lo referente a sueldo) al que tuve que renunciar en cuanto nació nuestro primer churumbel.

Ni mamá ni papá han tenido mucho tiempo para conciertos (ni para el ocio en general) desde entonces, y cuando lo tienen prefieren pagar su entrada para disfrutar al 100% sin tener que cargar con libretas y cámaras. Dicho esto, desde aquí quiero expresar mi más sincera admiración y mandar apoyo a todos esos papás (mamás no conozco ninguna, digo yo que alguna habrá) que resisten currando diariamente en el mundo del rock y del metal y son capaces de conciliar: Fernando Galicia, musicólogo y escritor a punto de convertirse en todo un ¡Master! ¡Master! del universo heavyrockero; David Esquitino y su Red, Hard n Heavy; Juan Destroyer, siempre al pie del cañón en MariskalRock y La Heavy (la antigua Heavy Rock); Roberto Cappa, batería de Delirium y Dark Moor, entre otras bandas; Juan Olmos, cantante de Antigua, compositor y regente del estudio de grabación OlmoStudio; Juanma Rodríguez, que viaja cada dos por tres de gira fotográfica para sacarle fotos a melenudos varios... qué envidia me dais a veces, muchachos.

Ahora, mi trabajo en este campo se ciñe en conseguir arrastrar a mis pequeños vástagos a este 'lado oscuro' del mundo musical para evitarnos largos viajes a base de 'Cantaleches' y que el día de mañana sea más fácil programar tanto las escapadas familiares de ocio como la selección de discos de casa.

Por el momento, al mayor ya le hemos captado para la causa, y tan pronto te canta I was made for lovin you de Kiss como Rock you like a hurricane de los Scorpions. No teme al bueno de Eddie, la 'dulce' mascota de Iron Maiden, puesto que lo conoce desde que nació, ni a Snaggletooth, buque insignia de Motörhead, a la que un buen día decidió llamar 'Paquito'.

Snaggletooth (alias 'Paquito') y Eddie no faltan en nuestras paredes


Claro que, como buen niño, alucina con los vídeos de Michael Jackson (igual que nosotros antaño), a pesar de que sigue necesitando que alguien le tape los ojos cuando sale el hombre lobo de Thriller. Y es capaz de mezclarlo todo con las socorridas letras de Rafaella Carrá (¡Qué dolor! ¡Qué dolor!), de los Village People, de Bonnie M, de Zapato Veloz y del inconfundible Emilio Aragón (¡Ala mamá! ¡Como el del Señor de los Anillos!).


¿Cuál es el truco? Si queréis que vuestros peques cambien el chip, buscad canciones fáciles de aprender, repetitivas: Highway to hell, Smoke on the water, I love rock'n'roll, My Sharona... e intercaladselas con las suyas: las que les ponen en el cole o en la guardería; las de la tortura cantajueguil; los incombustibles Miliki, Fofo y compañía, o Enrique y Ana, que os traerán grandes recuerdos. Por otra parte, ponedles vídeos llamativos, cargados de magia y de color. Pueden ser de mucha ayuda las versiones que corren por la red de los Muppets, como ésta del Bohemian Rhapsody de Queen:



Y nunca dejéis de lado la música clásica, es la base de todo lo que escuchamos ahora. Pero no se la metáis con calzador, buscad siempre algo lúdico con lo que engancharles: una obra de teatro, un juego como el de las sillas musicales o series de dibujos, como la de los Little Einsteins, con la que se volverán un poco 'marisabidillos' pero que les dará las primeras pautas generales del mundo de la música y el arte.



Sé que a veces supone una tortura china oír diez veces seguidas Juan Pequeño Baila, pero no le neguéis a vuestros peques las canciones que les gustan, los gustos se pueden redireccionar (al menos durante los primeros años) y marcar unas listas de reproducción aptas para todos los públicos. Por favor, no dejéis de ponerles música a pesar de lo que diga el ministro Wert y esa ley magnífica que ha dilapidado las corcheas de la Educación Primaria, porque es y será gran parte de nuestra vida.

NOTA: Si eres un flipado de Dream Theater te toca esperar, tanto virtuosismo puede llegar a aburrirles.

¿Y vuestros peques? ¿Qué escuchan? ¿Con qué os torturan? ¿Cómo les habéis arrastrado al lado oscuro?

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