sábado, 19 de marzo de 2016

Viernes Dando La Nota #13: Bye Bye, We Rock

Estoy triste y desolada. Madrid acaba de perder, de nuevo, su templo del metal. A lo largo de la historia se ha erigido con nombres diversos: Canciller, Excalibur... y ahora We Rock, una discoteca/sala de conciertos con una decoración de bastante buen gusto, sonido impecable y cubatas decentes, localizada en pleno centro de la capital y que no cerraba hasta altas horas de la madrugada.

Yo no era una asidua, la maternidad te limita mucho, pero en esas escapadas de conciertos findesemaneros con los colegas siempre intentaba acabar allí la noche, era un valor seguro. Sin embargo, la semana pasada tuvo que cerrar sus puertas. No por falta de clientela, al parecer el negocio funcionaba bien, sino porque sus fundadores se quedaron sin local. Sea como fuere, los 'melenudos' madrileños hemos perdido otro punto de encuentro (y en breve nos quedaremos sin el TNT, otro emblemático local de la zona de Argüelles).

Sirva de homenaje este #VDLN con la canción que le dio nombre: We Rock, del maestro Ronnie James Dio, ese 'duendecillo' del metal que se pasó más de dos tercios de su vida sobre un escenario y detrás de un micrófono, dejando su impronta en grandes grupos como Rainbow o Black Sabbath... hasta que un cáncer se lo llevó en mayo de 2010.


Como no hay vídeo oficial, dejo un directo que, aunque con la imagen desacompasada, tiene buen sonido. Viéndolo me he acordado del único concierto que pude disfrutar de este pequeño gran hombre: año 2002-03, en la gira de su disco Killing the dragon, sala Macumba de Madrid (hoy también cerrada, qué penica). Mientras hacíamos cola, Dio hizo acto de presencia y nos saludó a todos afablemente. Era un abuelillo de unos 60 años, pequeño, delgado y encorvado, con sus largos rizos al viento y una sonrisa en la cara. Muy poquita cosa así a primera vista.

Pero luego llegó el momento de verle sobre el escenario. El viejo pequeño y delgado se transfiguró en la estrella de rock, con una presencia tal que parecía haber crecido sobre las tablas. Y es que allí estaba la voz del Hombre sobre la Montaña plateada, el que le deseaba larga vida al rock and roll, el que tendía hilos entre el cielo y el infierno con su Heaven and Hell. Era imposible que pasara desapercibido. Y no sólo eso, brilló con luz propia con un trabajo impecable y una elegancia sin igual.


No pude volver a verle. El año que nació Dani estaba programado un concierto de Heaven and Hell (los Black Sabbath sin Ozzy y con Dio) en un festival español. Tenía muchísimas ganas de asistir al evento y era mi intención escaparme entre toma y toma del pequeño retoño, lo tenía decidido. Pero no llegó. El tratamiento al que se había sometido no había sido eficaz y el cáncer se lo llevó antes de que llegase la fecha en cuestión.

Entre los muchos homenajes que se le han rendido desde entonces está la apertura de la sala madrileña que acaba de cerrar sus puertas, cuyo nombre y espíritu estaban estrechamente conectados con los del vocalista estadounidense. Ojalá pronto pueda reabrir en otro local. Ojalá esto sea un 'to be continued' en toda regla...

¡¡FELIZ FINDE A TODOS!!

1 comentario:

  1. No conocía este hombre, pero suena muy bien, la verdad que has escrito tambien el post que me has traspasado la nostalgia que da cuando las cosas se van terminando, y cerrando, cambios de vida y bueno la vida en sí, todo un misterio que nos espabila a base de bien, apenas percibe que hacemos planes...Me ha gustado pasar por aquí, buena semana y #VDLN. Besos.

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