Desde que acabaron las navidades me he puesto en modo 'non stop'. Llevo varios días escribiendo reportajes y noticias poco agradecidas, a lo que se suma la llegada de Mr. Tiriti (Trump, Trump, Trump) a la Casa Blanca, que jornada tras jornada nos da nuevas alegrías (notese la ironía en mis palabras). Y, para colmo, esta semana me ha tocado dentista.
Necesito un 'break' musical, algo que me arranque una sonrisa, y para ello no me vale ni el último disco de Metallica, que no me está gustando un carajo, ni los últimos hits de Amon Amarth, que son tremendamente útiles para descargar rabia y adrenalina. Ni si quiera el disco de chill out que me grabó una colega para desestresarme.
No, lo que hoy necesito son las canciones de Gigatrón, del Reno Renardo, de Mamá Ladilla... esas canciones de coña, repletas de tacos, de burdas obscenidades... temas con los que Beethoven se revuelve en su tumba, capaces de hacer temblar al mismísimo Don Giovanni. Pero hay momentos en la vida en los que vienen bien, por aquello de echarse unas risas, para qué lo vamos a negar.
La primera se la dedico a todos los que lloráis de emoción con los libros de 'Yo fui a EGB'. Si no conocéis el Crecí en los 80 del Reno Renardo, dadle al Play y empezad a visualizar (porque hay que ver el vídeo). De nada.
En un post como éste no puede faltar Gigatrón, que aunque no son de mis favoritos, hay que reconocerles el mérito de haberse convertido en los pioneros del heavy de coña en España. Se hicieron fuertes con su versión de Final Countdown (en su caso, Te peto el cacas), aunque yo prefiero la de Paradise City (o Prepárame el Chichi) de Guns and Roses.
También voy a incluir a Manolo Kabezabolo en este set list. Me trae muy buenos recuerdos de juventud, de una época oscura en la que iba a catequesis para la confirmación (en serio), a misa todos los domingos (de verdad de la buena) y a clases de guitarra eclesiástica después de la eucaristía (palabrita del niño Jesús).
Resulta que, sin saber cómo, se unió a nuestro Amo a Laura Team un tío más punky que siete imperdibles clavados en una oreja, que me enseñó los mejores temas de Manolo Kabezabolo y que me grabó su primera maqueta cutre-garajera que, por supuesto, hice circular por el instituto. La de cosas que se aprenden en la casa del Señor...
No se alarmen, queridos lectores, de la calidad instrumental de este tema, El aborto de la gallina. El verdadero intríngulis está en la letra.
Otros grandes de la risión punk musical son Mamá Ladilla, que tienen kilos y kilos de temas de este calibre, y que cuentan con Juan Abarca como compositor y maestro absoluto de las aliteraciones. Si he de quedarme con una de sus canciones, hasta el 21 de marzo y a partir del 21 de junio no lo dudo: Pobre Principito.
Pero si hay un grupo que merece estar en el top 1 de este post es, sin duda, Siniestro Total, grandes iconos de la irreverencia punk y unos cachondos de mucho cuidado. Su disco 'Ante todo mucha calma' debe ser mi directo favorito con mucha diferencia. Os dejo aquí un clásico, Assumpta, esa chica tan mona que vivía en Barcelona. Y una de las primeras canciones que se aprendió el primogénito.
¿Conocéis alguna otra canción que pueda alegrarme el final de esta larga semana? Porque...
¡¡POR FIN ES VIERNES!!
Y recordad: ¡¡hay que votar para los Premios Madresfera!! ¡¡Queda poco más de una semana para que se cierren las líneas!! ¡¡Y estoy nominada a mejor blog de tecnología!! (Guiño-codazo-guiño) Ahí lo dejo...