No lo tenía previsto, pero las circunstancias me han hecho reformar un poco mi último tema del año para decicárselo en parte a Status Quo tras la reciente muerte de su guitarrista Rick Parfitt (otro más para la necrolista). Cosecha del 86 es su In the Army Now, cuya canción estrella en realidad es una versión de un dúo holandés bastante poco conocido, Bolland y Bolland, pero que la banda inglesa llevó a lo más alto. Dejo aquí a modo de pequeño homenaje el vídeo de Status Quo con la esperanza de que Parfitt pueda seguir tocándola allá donde se encuentre.
En realidad el tema de hoy iba en exclusiva para Motörhead un año después de la muerte de su líder, Lemmy Kilmister. Es una de las pocas efemérides musicales que tengo guardadas a fuego en el cerebro, principalmente porque, como ya os conté en su día, coincidió con el fallecimiento de un ser muy querido.
Hoy recuerdo con tristeza y melancolía la pérdida del segundo y con música de fondo la desaparición del primero, buscando en su discografía su álbum Cosecha del 86: Orgasmatron, que nada tiene que ver con la película El Dormilón, de Woody Allen, ni con ese aparatejo que te masajea la cabeza dándote mucho gustirrinín.
El caso es que Orgasmatron fue el álbum que devolvió a la vida a unos Motörhead caídos en desgracia tras la marcha de dos de sus miembros estelares: el batería Phil Taylor (más conocido como Philty Animal) y el guitarrista Eddie 'Fast' Clarke. En el último mes me he estado leyendo la autobiografía de Lemmy (que se editó en 2002 por primera vez, con lo que me deja sus últimos 13 años de relativo desconocimiento) y cuenta que en esa época también tuvieron problemas con las discográficas, que les trataban fatal.
Por otra parte, Kilmister contaba que no consiguieron el disco deseado por culpa del productor Bill Laswell: "Era bueno a la hora de registrar sonidos, pero lo jodió todo en las mezclas. Cuando se llevó el álbum a Nueva York era mucho mejor que cuando lo trajo de vuelta". Con todo y con eso, se considera uno de los grandes clásicos de Motörhead. Entre las canciones que lo componen, los fans suelen quedarse con Deaf Forever o con Orgasmatron, peculiares dentro de su estilo y mucho más críticas con el sistema, aunque musicalmente siempre me ha gustado más Nothing up my sleeve:
Sin ser una gran fan de la banda, la figura de Lemmy siempre ha sido una de las que más he admirado en el entorno del metal. Durante toda su vida fue puro rock and roll; aunque dejó varios hijos biológicos por el camino, sólo tuvo uno por el que luchar, y ese fue Motörhead. Eso es lo que transmite su autobiografía, que probablemente estará edulcorada, o más bien bañada en bourbon y aderezada con speed, sus grandes vicios. De hecho, si las cosas fueron realmente como las cuenta el libro, puede estar agradecido de haber vivido 70 años.
Sus escarceos con las drogas le hicieron rondar la muerte en varias ocasiones en su tierna juventud durante los 60 y los 70. Y ya en sus últimos años recuerdo que los médicos le recomendaron dejar la costumbre de meterse entre pecho y espalda una botella de Jack Daniels diaria o cualquier otro brebaje alcohólico. Por increíble que parezca, dejó el Jack Daniels en cantidades industriales, pero creo recordar que lo cambió por vino. Tenía el corazón delicado y, sin embargo, no dejó de dar conciertos. De hecho, había uno programado en Madrid dos meses antes de su muerte. Salir a tocar era su razón de ser y, como se suele decir (y en su caso con mayor motivo), murió con las botas puestas.
Tuve la suerte de verles y fotografiarles en un par de ocasiones, en 2006 y en 2011, con Phil Campbell a la guitarra y Mikkey Dee a la batería, que a sabido reconducir su carrera con Scorpions. Tres tipos llenando con su presencia escenarios descomunales, rodeados de altavoces, dejando todo un recital de rock garajero, sucio, gamberro. Los suyos, siendo míticos, nunca fueron conciertos de 'postureo' (como pasa con los Rolling, con AC/DC... y como pasará dentro de unos meses con Guns and Roses): precios aceptables en salas medianas/grandes y repletas de público con hambre de rock. Qué triste y difícil es pensar que nunca más tendremos ese Overkill final, esa despedida con los bafles a tope recogiendo las vibraciones de su bajo...
Británico de nacimiento, Lemmy adoraba Los Ángeles, tanto que allí pasó sus últimos 25 años. Su música ha influenciado a un montón de bandas, Metallica le reconoció como el padrino del heavy metal. A pesar de su peculiar carácter, la mayoría de los que pudieron trabajar con él le recuerdan como un tío sincero y respetuoso... ¡y ha colaborado con unos cuantos! Girlschool, Twisted Sister, Ramones (sin bigote), Foo Fighters, AC/DC... incluso condujo un camión para grabar Running Wild con Airbourne (si Lemmy conducía no quiero ni pensar lo borrachos que estarían los demás).
Quizás lo hicieran por respeto, aunque es improbable, teniendo en cuenta las palabras con las que cierra Kilmister su autobiografía:
"¡A tomar por culo esa mierda del no hablar mal de los muertos! Las personas no ganan en bondad sólo por haberse muerto; simplemente se habla de ellos como si fuera así. ¡Pero no es verdad! Sigen siendo los mismos cabrones de siempre, ¡la única diferencia es que ahora son cabrones muertos!"
Gracias por ese legado que nos has dejado y que sigue dando sus frutos.
Y a vosotros... ¡hasta el año que viene!
¡Feliz entrada y salida de año para todos!