Cruzamos el umbral de la nave localizada en la calle Moreno Nieto de Madrid y aparcamos el carrito de Miguel en el parking habilitado junto a la entrada. ¿Por dónde empezar? Nos decidimos por Emprende y Dorita, dos personajes salidos del imaginario de La Íntegra Teatro que invitaban a los peques a plasmar en un papel esas cosas que todavía están por inventar. "Yo he pintado unos zapatos con muelles"; "y yo un sombrero de chuches"; "¡Mira, mira, mira! ¡Yo he hecho un tiranosaurio!". Y entre dibujo y dibujo, Emprende y Dorita contaban una historia sobre estrujarse el cerebro y sacarse las ideas que los tenía a todos embelesados.
Entregamos nuestro dibujo y fuimos a posar en un photocall otoñal, con su columpio rústico con sogas y maderos, sus hojas secas repartidas por el suelo, una mariquita gigante y blandita a la que Miguel no quitaba ojo y una súper piruleta que daba un toque de color a la imagen. Pasamos por el astillero de barcos de papel, no sin antes llevarnos al buche un par de sandwiches y unas brochetas de fruta de Do Eat!, la empresa que lleva la cafetería del Campus (y que monta unos caterings de escándalo, qué rico estaba todo).
Como no nos daba la vida para todo, pasamos un poco de puntillas la magia bilingüe de Mr. Pillkington y evitamos la larga cola de los pintacaras de Froggies (una pena, había verdaderas obras de arte entre los presentes). Nos hicimos con unas palomitas y subimos al piso de arriba, a la parte tecnológica.
La pizarra donde habitualmente los 'campusers' dejan sus mensajes y reclamos estaba atestada de casas, extraterrestres, coches y garabatos de mil colores. En esta sala muchos aprendieron a realizar su propio videojuego con Gamesonomy mientras otros hacían las veces de testers. Tuvimos un rato para probar a Zowi, el robot de BQ, y de ver cómo funciona y qué puede hacerse con una impresora 3D gracias a FabLab UE.
Rematamos la faena con el concierto de Pantones, un grupo de ritmos punk, aunque de dulce copla, que mis dos hijos disfrutaron a tope, sobre todo el mayor, al que le dio un subidón de azúcar (o qué se yo) y terminó en el escenario con el trío madrileño.
De esta manera acabamos una jornada agotadora de la que nos fuimos con una bolsa cargada de regalos y que, esperamos, se repita por lo menos una vez al año.
CAMPUS FOR MOMS AND DADS
Google lleva varios años volcado con el ámbito emprendedor, además con cierta sensibilidad hacia las madres recientes que ven cómo se limitan sus movimientos, a expensas del nuevo habitante de la casa y de su alimentación (especialmente si depende de su teta). Esta problemática impulsó el proyecto Campus for Moms, una serie de cursos, charlas, coloquios y mentorización dirigidos a madres recientes o futuras madres con una idea de negocio muy clara, vinculada al mundo tecnológico.
Las dos primeras ediciones se impartieron en Madrid, fuera de los muros del Campus, que aún no estaba en funcionamiento, y fueron muy exclusivas por falta de espacio, principalmente. La tercera edición ha sido la primera establecida en el nuevo emplazamiento. Las charlas, que se celebran el primer martes de cada mes, tienen lugar en el amplio auditorio del Campus, y ya no sólo las madres son sus protagonistas, también los padres tienen su hueco.
Entre las iniciativas impulsadas por este programa están algunas muy conocidas, asociadas al ámbito de la maternidad y el mundo infantil: Club de Malasmadres, Midibu 4U, BePoppins, Mumablue... y la que aquí os escribe, que intenta hacer las menos pellas posibles para saber cómo renovarse en el mundo empresarial.
¿LO ESTOY HACIENDO BIEN, PROFE?
Por cierto, os recuerdo que Cibermadre no hay más que una está nominado en la categoría tecnológica de los premios Madresfera. Así, que no me seáis tacaños y echadme un voto aquí.
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