viernes, 29 de enero de 2016

Viernes Dando La Nota #10: Un canadiense en Madrid

Después de dos semanas de pellas en esto de los Viernes Dando la Nota, hoy me pongo al lío nada más llegar a casa. Y es que, después de muchos (MUCHOS) meses, el padre analógico y yo nos hemos ido de farra sin niños. Sí, un jueves. Sí, curramos en unas horas. Pero no podíamos esperar. No por ansia, sino porque acaba de tocar en Madrid el rockero canadiense por antonomasia: Bryan Adams, y teníamos entradas, cortesía de sus majestades, los Reyes Majos de Oriente.

No es que sea yo una gran seguidora de este hombre, en realidad me sé las cinco o seis canciones que se sabe todo el mundo, pero a mi chico le gusta bastante y nunca está de más probar nuevos directos. No me había creado muchas expectativas, ni había tirado de Google para hacerme un spoiler del set list. He ido a la aventura y me ha sorprendido gratamente.



El joven buenorro y despeinado que recordaba con nostalgia aquel Summer of 69 se ha convertido en todo un señor de 56 años sin cirugías ni botox, elegante, repeinado. Sin embargo, si cierras los ojos y le escuchas cantar, sigues viendo al buenorro de los 80. No sólo mantiene esa voz rasgada suya tan característica, sino que es capaz de usarla al 100% durante dos horas de concierto. Está claro que es un tío que se cuida.

Esta noche se ha subido al escenario con su colección de guitarras y su elenco de músicos (piano, guitarra, bajo y batería) y se ha cantado todos sus temazos. Los más moñas y los más cañeros. Pero no de una forma automática, como hacen muchos, sino conectando con su público, con los de pista y con los de grada, dando juego a diestro y siniestro, paseándose de acá para allá y mostrándose agradecido en todo momento con un público entregado.

Ha sido un concierto redondo que ha cerrado con la canción con la que se evidenció en mí su existencia: All for love (sí, una de las moñas), que en su día cantó a tres voces con Sting y Rod Stewart y que fue BSO de Los tres mosqueteros... la que se hizo en 1993, dirigida por Stephen Herek y protagonizada por Charlie Sheen, Kiefer Sutherland y Chris O'Donnell en pleno apogeo SuperPop. Se ha quedado él solo en el escenario con una guitarra acústica y un foco, nos ha pedido que alzaramos la luz de nuestros móviles, nos ha sacado una foto para su Instagram (que es chulísimo, digno de visitar) y ha empezado a cantar. Los pelillos como escarpias se me ponen sólo de acordarme.


Da gusto ver a artistas como éste, que aunque hayan vendido 100 millones de discos, siguen debiéndose al respetable y disfrutando sobre el escenario. Si alguna vez tenéis oportunidad, no os lo perdáis, merece la pena.

Por cierto, ¿nos vemos mañana en el Blogger's Day?

¡¡FELIZ FIN DE SEMANA BLOGUERO!!



4 comentarios:

  1. jjjj pues otra semana que coincido. Me encantaaaaa. Buen fin de semana ;)

    ResponderEliminar
  2. Cuando un artista conecta con su público, lo acaba transmitiendo en sus discos.

    Es la diferencia entre un cantante de tablas y otro de solo de CD.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno, algunos de los de tablas no terminan de transmitir en CD todo lo bueno que tienen. Aunque es lógico, porque un directo te da muchísimo más juego, siempre que seas un buen artista, claro

      Eliminar