Creo que no es la primera vez que comento lo difícil que es conseguir que el pequeño Godzilla coma fruta (bueno, para algo es Godzilla). Ni con los encantos de Youtube podemos engatusarle. Y eso que la profe de la guarde escuela infantil nos jura y nos perjura que con ella la come todos los días... ¡¡en trozos!! Y no sólo eso. Al parecer también se la manga a los compañeros al mínimo descuido (el muy cab...).
Aunque en las últimas semanas hemos desarrollado un mejunje que le gusta echarse al coleto: yogurt líquido, fresas y plátano, todo pasado por la batidora. ¡Muy rico! Tanto que hacemos de más para el mayor y para nosotros, si se tercia. También se trinca que da gusto las bolsitas para llevar. De hecho, en estos días hemos estado probando las nuevas variedades de Nestlé Naturnes que nos han llegado gracias a la intermediación de la comunidad bloguera Madresfera, aptas para bebés.
Éstos son los cuatro 'modelos' de bolsita que hemos probado:
- Manzana, Zanahoria y Mango (a partir de seis meses)
- 4 Frutas (a partir de seis meses)
- Plátano, Manzana y Avena (a partir de seis meses)
- Iogolino Manzana y Fresa (a partir de ocho meses)
La primera valoración familiar (creo que el único que no los ha probado ha sido el patriarca de la casa) es bastante positiva: ninguno ha puesto cara de asco, ni ha decidido dárselo a los gatos, ni nada por el estilo. Como desde Nestlé nos piden poner ciertas puntuaciones y Godzilla todavía no sabe, nuestro mediano, Daniel, y una servidora se han presentado voluntarios para hacer cata y opinar al más puro estilo Masterchef.
¿Qué te parecen los nuevos sabores? ¿Cuál es el preferido de tus peques?
Están muy ricos, tienen un sabor bastante más intenso que el de otras bolsitas de este tipo. El único que el pequeño tragaldabas no se ha chupado de forma fulminante ha sido el Iogolino. Pero, vamos, que tampoco lo ha escupido.
Tanto a mí como a Daniel nos ha gustado más el de manzana, zanahoria y mango, supongo que por tener una combinación de sabores tan singular, muy diferente de lo que se encuentra en el mercado. Ahí va nuestra puntuación media (del 1 al 5):
- Manzana, Zanahoria y Mango: 5
- 4 Frutas: 4
- Plátano, Manzana y Avena: 4
- Iogolino Manzana y Fresa: 3
Textura
En este caso el que 'peor' nota saca es el de avena, en el que se han mantenido los grumitos habituales del cereal y que puede dar problemas en algunos casos. Lo cierto es que en nuestra casa ha gustado bastante, pero seguro que hay por ahí algún niño al que no le van a hacer gracia...
- Manzana, Zanahoria y Mango: 5
- 4 Frutas: 4
- Plátano, Manzana y Avena: 3
- Iogolino Manzana y Fresa: 3
¿Te ha resultado cómodo y fácil de usar el formato bolsita?
Mucho, es la gran baza de estos productos: para echar en la mochila del cole, para merendar, para llevar en la bolsa del carro por si a alguno le entra hambruna... Uno de los mejores inventos de 'comida rápida' que han aparecido a lo largo de la historia. No sólo porque puedes sacarlo en cualquier momento y lugar, también porque los peques lo asocian a una chuche y lo comen sin obligación. Se lleva un 5 global.
En definitiva, es un buen 'salvavidas' en momentos de prisa y un sustituto eficaz de una de las cinco piezas de fruta que debemos comer cada uno de nosotros al día... y que casi ninguno hacemos, ¿verdad?
Aprovechando que este finde vais a poner todos algo de Prince (jo, que bajón, vaya añito llevamos), la de 'Sanchoooo Quijote, Quijoteeeee Sancho', o la de 'Romeo and Juliet' o algo que tenga que ver con Cervantes, Shakespeare y el Día del Libro, yo me voy a retrotraer un par de días en el tiempo para recordar ese '20 de abril del 90' que tantas veces habremos cantado en las fiestas del pueblo.
No es muy original, ya lo sé, pero me da un poco de rabia no haber sacado todavía a Celtas Cortos en este carnaval de blogs teniendo en cuenta el enorme simbolismo que han tenido en mi vida. No sólo han sido banda sonora de esos eternos veranos escolares de tres meses que me pegaba entre la Alcarria y la Maragatería, montando en bici con los colegas de acá para alla. O de los entrenamientos de baloncesto en el instituto, mezclándose su 'En estos días inciertos' con el 'These days' de Bon Jovi y el 'Smash' de Offspring (pedazo de cóctel)
Los de Pucela también propiciaron el amor con uno de los peores discos de su carrera, 'Tienes la puerta abierta' (que a ellos, por contra, les sirvió para darse un tiempo de descanso y separación). Acabábamos de empezar la facultad. El disco, recién salido del horno, estaba en las manos de él y ella no encontró mejor excusa para entablar conversación que pedirle que se lo grabara. En casette. Qué tiempos aquellos en los que internet no te lo daba todo.
Ese fue el inicio de una feliz relación, primero de amistad, luego de un poco más que amistad, que ya dura dieciséis años (ojú), de los cuales ocho son de matrimonio y seis de paternidad conjunta... telita lo rápido que se pasa el tiempo.
Pero qué son 16 años comparados con los 30 que han cumplido los Celtas en 2016. De hecho lo están celebrando a base de bien con una pedazo de gira conmemorativa que les ha llevado, entre otros lugares, a Oviedo, a tocar con la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (y por un precio irrisorio que rondaba los 15 euros... ¡sí, se puede!). Un motivo más para recordarles.
Como colofón y aprovechando que mañana es el Día del Libro (¿en serio? ¿no lo he dicho ya?), os dejo su canción más literaria, 'Cuéntame un cuento', probablemente el tema con el que yo les conocí en mi tierna pubertad. Y ya, para otro viernes, os dejo algo menos conocido...
Hace muchos, muchos años, en una galaxia muy lejana (llamada Móstoles) vivió una niña un tanto peculiar. No era la más popular de su clase, de hecho prefería evitar a l@s líderes de la manada escolar. Muchos la tachaban de raruna porque en el recreo le gustaba estar pensando en sus cosas o jugando al fútbol con los chicos antes que juntarse con las "más bellas" del lugar.
La niña creció junto con el resto de sus compañeros, se cortó el pelo y se convirtió en la empollona regordeta de clase, en la eterna delegada y, para más inri, en la primera en desarrollarse físicamente: con 9-10 años era de las más altas y robustas, ya gastaba sujetadores y sufría mensualmente la visita de la 'mujer de rojo' (siempre me gustó esa representación idílico-metafórica de la menstruación). Pero seguía siendo una niña, la misma que en los recreos jugaba más al balón que a la goma y la comba. Aunque la situación era distinta, porque los chicos empezaron a mirarla de forma diferente y a hacer comentarios hirientes sobre su busto prominente y sus caderas voluptuosas.
Por si todavía no lo habéis detectado, aquella niña era yo hace veintitantos años, carne de cañón para los abusones del colegio que salió ilesa y victoriosa (o eso creo) de aquella situación. ¿Por qué os cuento esto? Pues porque me apetece reflexionar sobre bullying y ciberbullying, siguiendo la estela de aquella jornada sobre los peligros y las bondades de las TIC en los más pequeños de la que os hablé hace unas semanas.
No recuerdo a mis padres dándome consejos sobre cómo lidiar con los chavales de clase que me insultaban y me tiraban del sujetador, algo que, creo, va a ser vital en la educación de mis hijos. Lo cierto es que me curtí a base de golpes (los de la goma del sujetador y, sobre todo, los que me lanzaban en forma de palabras despectivas), siempre con el apoyo conjunto de otros que estaban en mi misma situación. Conseguí generar una burbuja inquebrantable que me rodeaba y me protegía de esos ataques tóxicos; y contraatacaba intentando congraciarme con miembros 'estratégicos' del otro bando, como los chicos que les gustaban a las jefas del cotarro. Como se suele decir, lo que no te mata te hace más fuerte, y yo hice un callo importante en aquel colegio.
He conocido casos como el mío que han desembocado en crisis de ansiedad, trastornos alimenticios como la anorexia y la bulimia, y visitas regulares a psiquiatras y psicólogos... Bueno, y todos conocemos ya el caso de Diego, que con sólo 11 años decidió quitarse la vida para no tener que volver a ir al colegio. Me aterra pensar que alguno de mis hijos pueda acabar con un cuadro de este calibre y no seamos capaces de verlo, de ayudarle (el mayor me recuerda tanto a mí en aquella época). Sobre todo porque desde el punto de vista 'ciber' se nos escapan los modus operandis. Ya se sabe, en casa del herrero...
PUNTOS DE APRENDIZAJE
Dice Guillermo Cánovas en su libro Cariño, he conectado a los niños: "Podemos definir el ciberbullying como una agresión psicológica, sostenida y repetida en el tiempo, perpetrada por uno o varios usuarios contra otro, utilizando para ello las TIC. A diferencia del acoso escolar tradicional, el ciberbullying puede mantenerse durante las 24 horas del día, ya que el acceso a los dispositivos electrónicos se puede llevar a cabo en cualquier momento, a cualquier hora y desde cualquier lugar, por lo que el perjuicio para la víctima puede ser considerablemente mayor".
Es decir: el que abusa puede hacerlo en todo momento y con menos ojos que le puedan incriminar. Y el abusado, si se obsesiona, puede pasarse todo el día oyendo y leyendo improperios, que vía redes sociales pueden extenderse como la pólvora. Muy preocupante.
Aunque mis chicos todavía son pequeños, he empezado a fondear en sobre este asunto para que no me pille de improviso. Me está sirviendo de gran ayuda la web Ciberbullying.com, una web sencilla que ofrece un montón de recursos informativos y de prevención. Entre ellos hay un decálogo para que aquellos que sufren acoso a través de internet o del móvil sepan qué pasos dar para encontrar soluciones al problema. También un canal de Youtube con diversos vídeos animados capaces de explicar de forma llana todos aquellos aspectos que giran en torno a esta tóxica práctica.
También se puede consultar y descargar de forma gratuita la guía Ciberbullying: Prevenir y Actuar, elaborada por el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid. O el Protocolo de Actuación Esoclar ante el Ciberbullying, creado por el Equipo Multidisciplinar de Investigación del Ciberbullying (EMICI), en el que están implicadas empresas como Microsoft y Telefónica, entre otras. Aunque éstas están más enfocadas a afrontar el problema desde los centros educativos, aportan un montón de datos y enlaces que nos pueden ayudar a fondear más en el asunto. Algo más de 150 páginas cada una para leerse con detenimiento.
CONCLUSIONES
Erradicar el bullying y todos sus derivados es, de facto, imposible. Por muy nuevo que nos suene el término, es algo tan viejo como la propia humanidad. Siempre ha habido y siempre habrá abusones y abusados, tanto en el entorno escolar como en el laboral, social... es una triste realidad a la que debemos saber enfrentarnos y enseñar a enfrentar a nuestros hijos.
De hecho, intentando ver el lado 'positivo' de esta práctica ruín, encontrarse con estas situaciones a edades tan tempranas puede ser relativamente beneficioso de cara a las innumerables vicisitudes con las que uno se va a topar a lo largo de su vida. No digo con esto que haya que alentarlas, ni mucho menos, pero a mí me han servido (y me están sirviendo) para no dejarme avasallar.
Lo ideal sería que nuestros hijos funcionasen bajo los valores de la igualdad, la solidaridad, la colaboración... pero no son robots dirigidos a control remoto. Cada uno forja su personalidad según lo que ha mamado en casa pero también en la calle, en el colegio, en el equipo de fútbol...
Así las cosas, creo que hay dos pilares vitales en este campo: el primero, como ya he comentado, pasa por la educación. No sólo hacer ver a niños y adolescentes que todos somos iguales en derechos y deberes y que la vida es una Constitución (que debería serlo, pero sería engañarles, las cosas como son). También enseñarles a enfrentarse a las diversas realidades con las que se va a encontrar fuera del entorno del hogar. Que sepan que habrá momentos en los que, probablemente, lo vayan a pasar mal, pero que sean conscientes de que ellos mismos como personas son lo que más vale en este mundo; que las críticas absurdas se pueden ignorar y los abusos flagrantes se pueden denunciar. Y, sobre todo, que siempre contará con el apoyo de padres y amigos para superar cualquier mal.
El segundo es el control, un aspecto que muchos educadores deberían pulir. Por mucho que los profesores nos digan que la educación empieza en casa y que ellos sólo están en el aula para enseñar, no dejan de ser los adultos con los que nuestros hijos conviven un porrón de horas al día. Son espejos en los que mirarse y hombros en los que apoyarse durante ese tiempo de desconexión parental. Pero, sobre todo, son agentes esenciales en esta cruzada, sobre todo para detectar esos abusos flagrantes que no se deben nunca consentir y poner sobre aviso a los padres.
Por supuesto, el gran peso del control lo deben asumir los tutores, que deben estar alertas ante posibles cambios de comportamiento de sus hijos que despierten sospechas; saber qué se cuece en sus redes sociales, a ser posible con su consentimiento (es importante no perder su confianza); y mantener una comunicación más o menos fluida con ellos y con sus amigos, algo que no es fácil a medida que el niño se va convirtiendo en adolescente. Aunque sea por Whatsapp, debemos ser capaces de hacer despertar nuestro sentido arácnido, tanto si nuestro hijo es el acosado como si es el acosador.
Últimamente no paro de recibir malas noticias de gente de mi entorno, más o menos de mi edad, que se marcha de repente al otro barrio. Así, sin comerlo ni beberlo. Tanto ha sido que he empezado a plantearme determinadas cosas partiendo de la hipótesis de que la próxima podría ser yo. No me he parado en las típicas frases del estilo "no he disfrutado de todos estos años"; "tengo que viajar más, que esto son dos días"; o "debería hacerme un seguro de vida". En realidad me he percatado de que nunca le he dicho a aquellos que día tras día comparten mis pesares cómo quiero que sea mi despedida final. Así que voy a aprovechar este #VDLN para anotar mis últimas voluntades con ritmo.
Empecemos con Avantasia (sí, me repito más que el ajo, pero aún me dura el subidón del concierto de hace unas semanas). Su tema 'Death is just a feeling' es evocador, sugerente, sobre todo para una persona que, como yo, ha perdido la fe. Sin duda, este debería ser mi epitafio.
Como no hay vídeoclip, os dejo imágenes de su actuación en Wacken Open Air (un festival al que todo heavy debería ir al menos una vez en su vida) del año 2011. Allí estaba yo, saltando como una loca, cantando como una histérica, volando sobre el respetable pasando de mano en mano hasta llegar al foso junto al escenario... una experiencia única que le recomiendo a todo el mundo.
Si la muerte viene esta noche a verme debéis saber que lo primero que tenéis que hacer conmigo es repartir todo lo que valga de mí misma: riñones, hígado (espero que todavía funcione), pulmones, corazón, ojos, orejas... pero no para hacer un caldito, ¿eh? Sino para que lo aproveche otro que todavía tenga carrete. Porque, ya sabéis, el espectáculo debe continuar (y yo siempre fui un poco siesa para las artes escénicas).
Lo que Bowie ejecutó con 'Lazarus' poco antes de morir ya lo había logrado de forma parecida años atrás Freddie Mercury con la ayuda de sus compañeros de Queen. Cada vez que escucho 'The Show Must Go On' se me ponen los pelos de punta, pensando en ese grande de la música que grabó su voz de forma desgarradora sabiendo que se iba para no volver.
Si la muerte viene esta noche a verme recordad que aunque estoy bautizada y tengo un pasado oscuro de catequista y guitarrista eclesiástica, no quiero curas ni misas ni responsos. Llevad al tanatorio unas cervecitas y brindad por mí. Eso sí, decidle a mis peques que me he ido al cielo y que les cuidaré desde allí. Es un poco hipócrita por mi parte, lo sé, pero la muerte de una madre a temprana edad es una cruel realidad que hay que dulcificar, ¿no creéis?
Otra mítica, esta vez de Eric Clapton. 'Tears in heaven' es un emotivo homenaje del cantante a su hijo Conor, que se cayó accidentalmente de un piso 53 cuando tenía cuatro años. Me impresiona profundamente ver imágenes en directo de esta canción, cómo Clapton llena la escena con su presencia y pone todo su sentimiento sin flaquear. Yo no podría (de hecho, a medida que voy escribiendo este post se me van saltando las lágrimas, y eso que es todo en sentido figurado...). Da la impresión de que 'Tears in heaven' fue, es y será su particular terapia para asumir y aceptar algo tan duro como la muerte de un hijo.
Si la muerte viene esta noche a verme tened en cuenta que no quiero entierros, ataudes ni lápidas (a ver dónde ponéis ahora el epitafio). Una incineración, eso es lo mejor. Así abultaré poco, iré ligera de equipaje, y no tendréis que ir a llevarme flores ni limpiar mi lápida cada 1 de noviembre. No quiero ser un gasto ni un engorro para los que más quiero después de muerta. Lo cierto es que sería bonito que fueseis cogiendo pequeños puñaditos de lo que quede de mi persona y los dejaseis volar en esos lugares que marcaron mi vida: en mi barrio, en el pueblo, en el campus donde me enamoré, en los acantilados de Cimadevilla, en Cabo Norte...
No es precisamente un tema sobre la muerte, 'Back to Black' más bien es un canto a la infidelidad y al final de una relación, pero el vídeo siempre me ha gustado y cuadra con el tema.
Como su autora...
Vaya voz tenía Amy Winehouse, qué pena que nos dejase tan pronto.
Si la muerte viene esta noche a verme intentaré ser tan chapas con ella como con vosotros, a ver si así la engatuso y me da un poco de tregua. Pero si no hay suerte, entrad en mis cuentas de Twitter, Facebook, Instagram, Google+... y dejad un post de despedida en cada una de ellas (en la de Instagram con una foto bucólica de buen gusto). Y, por supuesto, no os olvidéis de cerrar con dignidad el blog de ésta, vuestra Cibermadre, que os quiere y os aprecia.
Sí, remato la faena poniéndome un poco moñas con los Kamelot de Roy Khan, el que fuese el Enrique Iglesias del metal, ahora convertido en predicador (qué irónico, ¿no?). 'Love You to Death' se publicó en su álbum 'Ghost Opera', y aunque de primeras parece un tostón de canción, gana puntos a medida que avanza el minutaje... es lo que tienen los grupos progresivos.
Tenedme siempre presente, recordadme en esos pequeños detalles de la vida cotidiana como yo hago ahora con los que me faltan. Que cada canción que escuchéis os llene de gratos recuerdos a mi lado. Sabed que pienso llevarme todo vuestro amor y cariño allá a donde vaya. Eso y mucha buena música.